- Señora Campa,... Señora Campa... un poco de caridad, no juzguemos al prójimo ligeramente- dice.
Y moja su tostada en el chocolate. El chocolate de la señora Campa es bueno. Se lo envían del Molinón, una casa de Oviedo que tiene fama de fabricar los mejores chocolates del Principado. También la tostada de Pepa Doncel es buena. Ella misma prepara las tostadas cuando la visita el cura, la maestra vieja o alguna personalidad importante de la villa. Al cura le gustan las tostadas y el chocolate de la señora Campa y le place saborearlos en su casa, en tanto vela por la salvación de su alma.
Dolores Medio, Historia de una maestra.
Hay historias que empiezan a trenzarse antes de que nosotros lleguemos a tener conciencia de que eso que algunos llaman destino no son sino vueltas del camino por el que hemos de pasar más de una vez. Es difícil para los descreídos intentar comprender cómo el tiempo va tejiendo y destejiendo a su antojo y cómo las casualidades a veces parecen más bien acciones, tan bien articuladas, que serían dignas de la novela perfecta.
Por San Roque, siesteando después de las fiestas de Oviñana, Marina y yo destrenzamos una de esas historias. Para tirar del hilo bastó un comentario tonto sobre nombres extraños, cuando su abuelo que trabajaba en el jardín, intervino en la conversación. En ese momento todos cogimos un cabo de la cuerda y acabamos de trenzar la historia que había comenzado más de cincuenta años atrás, cuando dos niños que resultaron ser nuestros abuelos compartieron pupitre. Recordaban todavía una amistad especial que el comienzo de la guerra truncó. No supieron más el uno del otro hasta ese momento en que sus dos nietas trenzaban ya su propia historia.
Esos días en Oviñana hubo verbenas, playa, paseos, comimos el arroz con leche riquísimo y esta enfilada que hacía su abuela.
Todo sigue su curso, queda un mes para San Roque, han pasado muchas cosas desde entonces y aquí estamos, trenzando...
Ingredientes:
- 750 gr. de harina
- 150 gr. de mantequilla.
- 15 gr. de levadura.
- 3 huevos.
- 200 gr. de azúcar.
- 1 cucharadita rasa de sal
- 1 copina de anís.
Hay historias que empiezan a trenzarse antes de que nosotros lleguemos a tener conciencia de que eso que algunos llaman destino no son sino vueltas del camino por el que hemos de pasar más de una vez. Es difícil para los descreídos intentar comprender cómo el tiempo va tejiendo y destejiendo a su antojo y cómo las casualidades a veces parecen más bien acciones, tan bien articuladas, que serían dignas de la novela perfecta.
Por San Roque, siesteando después de las fiestas de Oviñana, Marina y yo destrenzamos una de esas historias. Para tirar del hilo bastó un comentario tonto sobre nombres extraños, cuando su abuelo que trabajaba en el jardín, intervino en la conversación. En ese momento todos cogimos un cabo de la cuerda y acabamos de trenzar la historia que había comenzado más de cincuenta años atrás, cuando dos niños que resultaron ser nuestros abuelos compartieron pupitre. Recordaban todavía una amistad especial que el comienzo de la guerra truncó. No supieron más el uno del otro hasta ese momento en que sus dos nietas trenzaban ya su propia historia.
Esos días en Oviñana hubo verbenas, playa, paseos, comimos el arroz con leche riquísimo y esta enfilada que hacía su abuela.
Todo sigue su curso, queda un mes para San Roque, han pasado muchas cosas desde entonces y aquí estamos, trenzando...
Ingredientes:
- 750 gr. de harina
- 150 gr. de mantequilla.
- 15 gr. de levadura.
- 3 huevos.
- 200 gr. de azúcar.
- 1 cucharadita rasa de sal
- 1 copina de anís.
Elaboración:
Batimos los huevos con el azúcar hasta que queden espumosos, añadimos la mantequilla derretida y el anís. Disolvemos la levadura en un pocillo de leche templada y añadimos la sal. Lo añadimos a la mezcla de los huevos. Es el momento de añadir la harina e ir amasando. Para este proceso utilicé la panificadora en el programa de amasado, que incluye un par de levados con algo de temperatura. Si lo hacemos manual, después de amasar hasta conseguir que no se nos pegue a los dedos, dejamos levar la masa entre 6 y 8 horas en un lugar seco y sin corrientes. Pasado ese tiempo recuperamos la masa, trenzamos y pintamos con huevo batido. Dejamos una hora más de reposo la trenza en el horno a 50º. Finalmente horneamos a 150º entre 40 minutos y una hora. En mi caso hice la trenza demasiado corta por lo que en el horno al coger volumen tomó forma más bien de hogaza. Por eso creo que también me llevó casi una hora de horno y no los 30 minutos que decía la receta.