"Toda Rusia es actualmente su jardín. La tierra es vasta y magnífica. Los bellos lugares abundan en todas partes. Reflexione bien, querida mía. Su padre, su abuelo y su bisabuelo eran señores que poseían, en plena propiedad, almas humanas. ¿No ve cómo de cada cereza, de cada hoja y de cada árbol se desprenden seres humanos que la contemplan? ¿No escucha sus voces? ... Oh, es terrible. Vuestro jardín de cerezos me llena de pavor. De noche, cuando uno pasa por ese jardín, la vetusta corteza de los árboles brilla con luz opaca. Diríase que los cerezos viven, en el sueño, lo que acontecía doscientos años atrás. Una trágica pesadilla los abruma. Nosotros debemos expíar nuestro pasado. Debemos acabar con él. Los tormentos se nos imponen. Fíjese bien en lo que digo." (...) Recuerdo que la cereza secada era enviada, en grandes cantidades, a Choscon y a Kharkof, lo que reportaba mucho dinero. En aquel tiempo, la cereza secada era blanda, agradable al gusto, jugosa, aromática... Conocíase el método para prepararla convenientemente... "
A. Chejov, El jardín de los cerezos.
Ingredientes:
- 500 gr. de cerezas deshuesadas.
- 300 ml. de leche
- 125 gr. de harina.
- 3 huevos
- 100 gr. de azúcar glas.
- una pizca de sal.
Elaboración:
Precalentamos el horno a 180º.
Dejamos macerar con la mitad del azúcar las cerezas que habremos previamente deshuesado y cortado a la mitad.
Mezclamos la harina tamizada con el resto del azúcar y la pizca de sal. Añadimos los huevos batidos y la leche. Mezclamos bien cuidando que no queden grumos.
Yo preparé un molde mediano (como para dos personas) y varios individuales. los embadurnamos con aceite o mantequilla para que no nos pegué el dulce. Distribuimos las cerezas en los moldes y luego añadimos el contenido líquido. Horneamos unos 40 minutos, dependiendo del tipo de molde, tiene que cuajar.
Casa-habitación en la finca de Lubova Andreievna. Aposento llamado «de los niños», porque allí durmieron siempre los niños de la familia. Una puerta comunica con el cuarto de Ania. Muebles sólidos, de caoba barnizada, estilo 1830. Macizo velador. Amplio canapé. Viejo armario. En las paredes, litografías iluminadas. Despunta el alba de un día del mes de mayo. Luz matinal, tenue, propia de los crepúsculos del Norte. Por la ancha ventana, el jardín de los cerezos muestra a todos sus árboles en flor. La blancura tenue de las flores armonízase con la suave claridad del horizonte, que se ilumina poco a poco. El jardín de los cerezos es la belleza, el tesoro de la finca; es el orgullo de los propietarios. Aquí están Duniascha, en pie, con una vela en la mano; Lopakhin, sentado, con un libro abierto delante de sus ojos.
A. Chejov, El jardín de los cerezos.
Ingredientes:
- 500 gr. de cerezas deshuesadas.
- 300 ml. de leche
- 125 gr. de harina.
- 3 huevos
- 100 gr. de azúcar glas.
- una pizca de sal.
Elaboración:
Precalentamos el horno a 180º.
Dejamos macerar con la mitad del azúcar las cerezas que habremos previamente deshuesado y cortado a la mitad.
Mezclamos la harina tamizada con el resto del azúcar y la pizca de sal. Añadimos los huevos batidos y la leche. Mezclamos bien cuidando que no queden grumos.
Yo preparé un molde mediano (como para dos personas) y varios individuales. los embadurnamos con aceite o mantequilla para que no nos pegué el dulce. Distribuimos las cerezas en los moldes y luego añadimos el contenido líquido. Horneamos unos 40 minutos, dependiendo del tipo de molde, tiene que cuajar.
Casa-habitación en la finca de Lubova Andreievna. Aposento llamado «de los niños», porque allí durmieron siempre los niños de la familia. Una puerta comunica con el cuarto de Ania. Muebles sólidos, de caoba barnizada, estilo 1830. Macizo velador. Amplio canapé. Viejo armario. En las paredes, litografías iluminadas. Despunta el alba de un día del mes de mayo. Luz matinal, tenue, propia de los crepúsculos del Norte. Por la ancha ventana, el jardín de los cerezos muestra a todos sus árboles en flor. La blancura tenue de las flores armonízase con la suave claridad del horizonte, que se ilumina poco a poco. El jardín de los cerezos es la belleza, el tesoro de la finca; es el orgullo de los propietarios. Aquí están Duniascha, en pie, con una vela en la mano; Lopakhin, sentado, con un libro abierto delante de sus ojos.
A. Chejov, El jardín de los cerezos.
Preciosas fotos, esos cerezos en flor... para sentarse a leer delante de la ventana y merendar ese clafoutis templado...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu entrada, gracias por tu comentario, así he podido conocerte, bonita receta y bonitas fotos.
ResponderEliminarUn beso
Pero que entrada tan bonita, me encantan las fotos y el clafoutis divino!
ResponderEliminarBesos
Paloma, no conocía tu blog y he llegado hasta aquí por el evento Photo Blog de Junio en el que participas. Me he quedado prendada de lo bonito que es así que me quedo a seguirte.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso :)