jueves, 12 de mayo de 2016

Pastel de berenjenas.

Salimos el domingo de Resurrección. Hacía sol, y continuó haciendo bueno los cuatro días. Por la mañana refrescaba, y a lo largo del día iba subiendo la temperatura, no tanto como para que se hiciera pesado pedalear, pero sí lo suficiente para poder comer al aire libre. los bosques eran alfombras verdes, jaspeadas de amarillo pálido, verde claro, verde botella, verde azulado y verde oscuro. (...) Muchas veces podíamos pedalear el uno junto al otro. Y nos enseñábamos las cosas que íbamos viendo: un castillo, un pescador de caña, un barco en el río, una familia paseando en fila india por la orilla...

El lector. Bernard Schlink.


Sí, no tiene nada de original, me topé mil versiones por la red buscando ideas para picnics o como nos gusta por Asturias, "comer de prao". Le tenía ganas desde hace tiempo y voilà! Fácil, rápido, "transportable" y rico, rico. Ahora solo falta que el sol aguante un poco, manta de picnic y a la calle!

Ingredientes:
- 5 huevos.
- 1 brick pequeño de Leche evaporada  (200ml. de Leche Ideal).
- sal y pimienta negra.
- dos berenjenas medianas.
- unas lonchas de jamón cocido.
- unas lonchas de queso que funda bien.
- una taza de salsa de tomate casera.

Elaboración:
Para mí lo más latoso es freir la berenjena, pero no queda otra. Rodajas finas, que freímos en aceite de oliva muy caliente después de que hayan "sudado" el amargor. Las salamos y dejamos en papel absorbente para que lleven la menos grasa posible.
Batimos los huevos y añadimos la leche evaporada. Pimentamos al gusto.
En un molde de bizcocho alternamos una capa de berenjenas con jamón, queso, unas cucharadas de tomate y vuelta a empezar.
Cuando llevamos la mitad del molde vertemos parte de la mezcla del vuevo batido y seguimos haciendo capas hasta acabar con una de berenjena. Vertemos el resto del huevo y al horno.
Con el horno precalentado a 180º cocinamos unos 20 minutos hasta que veamos que el huevo ha cuajado. Desmoldamos templado.

viernes, 15 de abril de 2016

Madeleines

Je vais mourir mais cela n'a pas d'importance. Depuis hier, depuis Chabrot, une seule chose importe. Je vais mourir et je ne parviens pas à me rappeler une saveur qui me trotte dans le coeur. Je sais que cette saveur-là, c'est la vérité première et ultime de tout ma vie, qu'elle détient la clef d'un coeur que j'ai fait taire depuis. Je sais que c'est une saveur d'enfance, ou d'adolescence, un mets originel et merveilleux avant toute vocation critique, avant tout désir et toute prétention à dire mon plaisir de manger. Une saveur oubliée,nichée au plus profond de moi-même et qui se révèle au crepuscule de ma vie comme la seule vérité qui s'y soit dite- ou faite. Je cherche et je ne trouve pas.

Une gourmandise. Muriel Barbery.

Ese hombre sabe que va a morir, pero no quiere hacerlo sin encontrar ese sabor que lo estremezca. Sabe que será un sabor de la infancia, tal vez de la adolescencia. Un sabor que se desprenda de lo aprendido con los años y que escape de su saber gastronómico.
 Para Proust fue una magdalena (que por lo visto al final no era sino una tostada) y entre una referencia y otra, me animé a hacer unas madeleines.


Ingredientes:
- 100 gr. de harina.
- 100 gr. de mantequilla fundida.
- la ralladura de 1/2 limón.
- 3 gr. de levadura en polvo de repostería.
- 2 huevos.
- 120 gr. de azúcar glas.

Elaboración:
Batimos los dos huevos y vamos incorporando el azúar hasta que tenga una textura cremosa y aclare el color. Añadimos la ralladura de limón y mezclamos bien. Incorporamos la harina tamizada con la levadura. cuando esté todo bien integrado añadimos la mantequilla fundida.
Engrasamos los moldes y horneamos a 200º durante 10 minutos.
Voilà!