El taciturno individuo hizo pasar a Sinatra a una gran habitación sombría con los postigos medio cerrados. Las fundas blancas que cubrían los sillones creaban una atmósfera de cámara mortuoria. El hombre invitó al artista a sentarse en uno de los sillones y masculló:
- Don Geco enviará a alguien a buscarle cuando esté de vuelta. Espere aquí.
Y cerrando la puerta tras de sí, se fue y dejó a Sinatra solo y deconcertado. ¿quién le habría mandado meterse en ese berenjenal? (...)
Una hora más tade, el hombre de la cara demacrada vino a buscar a Sinatra y le hizo pasar a un vasto comedor en que que se hallaba reunidos una de cena de tipos en mangas de camisa y tirantes y, al igual que su capo, casi todos con bigote. Don Geco, sentado a un extremo de la mesa ante unos platos todavía vacíos, bebía el vino que un picciotto acababa de servirle de una jarra de cristal.
Tras la muerte de Lucky Luciano y pendiente su sucesión, se tensan las relaciones entre Sicilia y Estados Unidos, Sinatra coge un avión a Sicilia y tras varios desplantes de los capi, se sienta a la mesa como enviado de la mafia americana. Intimidado, ninguneado, pero agasajado con un pantagruélico menú siciliano, acierta a atisbar hasta dónde trasciende realmente la Mafia.
Entre los varios platos ofrecidos uno a base de alcachofas que queda pendiente para otro momento, no estaban estas que hoy propongo, pero que sí forman parte de la tradición culinaria siciliana.
Ingredientes:
- 6 alcachofas.
- 1 lata de anchoas en salazón.
- 1 diente de ajo.
- 1 ramo de albahaca (la receta original es con perejil)
- pan rallado.
- aceite de oliva.
Elaboración:
Limpiamos las alcachofas retirando las hojas exteriores hasta llegar al corazón. Las rervamos en agua con limón para que no se nos oxiden.
En un recipiente mezclamos las anchoas trituradas, el diente de ajo troceado, la albahaca picada y el pan rallado y añadimos un chorro de aceite para ayudar a que se integran bien todos los ingredientes. Con los dedos abrimos con cuidado el interior de las alcachofas y con una cucharilla introducimos el relleno. Disponemos las alcachofas en una cazuela, rellenamos con agua sin cubrir por completo las alcahofas para que no se humedezca la parte superior de estas, y cocemos a fuego medio durante unos 40 minutos aproximadamente.
Desechamos el agua de la cocción y las gratinamos unos minutos al horno para que queden doradas en su superficie.
Ma-ra-vi-llo-sas.