viernes, 29 de julio de 2011

Minibizcochos de chocolate y avellanas.


Pasada la media tarde, cuando las agujas del reloj habían superado ya la hora prudente de la merienda, el niño se aguantaba con picardía el hambre (...)
- Voy a prepararle la merienda a Ángel. ¿Quiere usted tomar algo, doña Aurora? ¿Tiene hambre?
- ¿Hambre? ¡Qué barbaridad! María, yo no tengo hambre, lo que tengo es debilidad.
 Quizás esta conversación sólo ocurriera delante del niño una vez, o dos veces, o tres, pero Ángel la conserva como una escena ritual, insustituible, en todas las visitas de doña Aurora, que disfrutaba del café con leche y el bizcocho de doña María más que de las evocaciones de su juventud. Por eso doña Aurora vive en el recuerdo de Ángel como una mujer buena, melindrosa y perseguida por la debilidad.

Luis García Montero, Mañana no será lo que Dios quiera.


Chocolate, avellanas, azúcar.... rezaba la publicidad de una de las meriendas infantiles más conocidas hasta que la Nutella lo invadió todo. Pues eso mismo, una buena dosis de chocolate, de frutos secos y de azúcar ,y ventajas de hacerse mayor, ¡una taza de café!




Ingredientes (para 3 minimoldes):

- 2 huevos.
- su mismo peso en harina.
- su mismo peso en chocolate.
- su mismo peso en mantequilla.
- su mismo peso en azúcar (yo reduje a 160 gr. porque me parecía ya bastante dulce)
- un par de puñados de avellanas peladas.
- una cucharadita de levadura Royal.



Elaboración:

Derretimos la mantequilla sin que llegue a cocer y añadimos el chocolate troceado para que se funda. Añadimos el azúcar y las yemas de huevo removiendo bien. 
En un cuenco a parte batimos a punto de nieve las claras. 
Troceamos las avellanas, a mí me gusta encontrar los tropezones así que nos las trituré mucho.
En la mezcla del chocolate añadimos la harina tamizada con la levadura en polvo. En último lugar añadimos las claras a punto de nieve y mezclamos con movimientos envolventes de arriba a abajo.
Engrasamos bien los moldes y rellenamos con la masa. Horneamos a 180º, caldeo inferior y superior. Dependiendo del molde nos llevará más o menos tiempo. Comprobamos el punto de cocción por el aspecto de la parte superior e introduciendo un pincho metálico que tiene que salir limpio.



miércoles, 27 de julio de 2011

Pannacotta de J. Martí.

                                                                      
   Cultivo una rosa blanca
   en junio como en enero
   para el amigo sincero
   que me da su mano franca.

   Y para el cruel que me arranca
   el corazón con que vivo,
   cardo ni ortiga cultivo,
   cultivo la rosa blanca.

   José Martí, Poesías.




Deberíamos desgranar estos versos como las cuentas de un rosario, ante la mirada ofensiva del de al lado, la impertinencia del de enfrente, el desafío constante de algunos, las voces airadas de otros... rosas blancas, versos y bocados dulces para todos.



Ingredientes:

- 1/2 litro de nata líquida.
- una vaina de vainilla.
- 150 gr. de azúcar.
- 3 hojas de gelatina neutra.


Elaboración:

En agua fría dejamos reblandecer la gelatina durante unos quince minutos.
En un cazo ponemos a calentar la nata, con la rama de vainilla (le damos un corte a lo largo con la punta de un cuchillo para que libere el aroma) y el azúcar sin dejar de remover con una cuchara de madera. Cuando esté bien disuelto el azúcar, retiramos la vainilla y añadimos las hojas de gelatina; removemos hasta que se integren completamente en la mezcla. Todo este proceso se hará a temperatura alta pero sin llegar a hervir.
Rellenamos nuestros moldes o flaneras y dejamos templar. Cuando estén fríos metemos en la nevera. Lo ideal es prepararlos la noche anterior para que cuajen bien.




La pannacotta se suele servir con caramelo, chocolate o un culis de frutas.





lunes, 25 de julio de 2011

Camembert relleno al horno.

(...) Solo che le mode cambiano. Ora, per mia fortuna, va di moda fare finta di intendersi di vino, così tu vedessi quanti ragazzotti entrano nel dopocena, prendono la lista dei vini e poi ti chiamano: " mi berrei volentieri un ..." e magari ti scambiano il nome della fattoria con quello del vino, oppure vogliono  un Chianti dell'ottantasette che uno che se ne intendesse un minimo saprebbe che un Chianti dell'ottantasette al massimo lo puoi usare come combustibile, e poi come se non bastasse ci mangiano i formaggi col miele. Il difficile è dargli ragione senza ridere.

Marco Malvaldi, La briscola in cinque.





El propietario del Boccaccio no está del todo falto de razón, algunos comentarios sobre el vino sólo pueden entenderse después de unos cuantos vinos, como en tantas otras situaciones, la sutil frontera de lo ridículo la pasan algunos tan alegremente sin el más minismo atisbo de rubor.
Massimo, que se lamenta de la moda de tomar el queso con miel, seguramente se llevaría las manos a la cabeza al ver como destripé literalmente un fabuloso Camembert, sin embargo creo que mereció la pena. Un alemán al que una vez pusimos unos quesos asturianos cono entrante nos dijo que " el queso cierra el estómago" o por lo menos así reza una proverbio en su lengua. Así que creo que esta vez el sacrilegio es doble. Aún así, insisto, mereció la pena.

Ingredientes:

- mostaza tradicional.
- hierbas provenzales (u otras tipo tomillo, romero...)
- unas gotas de vino blanco.

Elaboración:

Sacamos el queso de su envoltorio, desechamos la parte superior de la cajita de madera y el papel en el que viene envuelto. La parte inferior de lal paquete la conservamos. Cortamos el queso introduciendo el cuchillo y haciendo girar el queso obre éste, quedaría una parte superior y otra inferior vamos, en forma de libro.
Embadurnamos una de las dos partes con mostaza, espolvoreamos de hierbas y ponemos un chorrito de vino blanco. Tapamos con la otra mitad del queso. 
Antes de colocarlo otra vez en la cajita, cubrimos esta de papel de hornear, imitando el papel original (solo que este no se nos quemará). Introducimos el queso en la base de madera y colocamos en la bandeja  del horno sobre papel de aluminio (así evitamos que cuando se funda manche en exceso).
El horno tiene que estar precalentado a 220º y bastarán unos 20 minutos.
Cuando lo sacamos del horno, retiramos la tapa del queso, que se despegará sola y con una cucharilla mezclamos bien el interior. ¡¡Listo!! untados en pan tostado, palitos de pan, galletas...



domingo, 24 de julio de 2011

¡Gracias!


Con esta entrada quiero agradecer a Loreto, de Sabores de colores, y a Valira que seleccionaran mi receta como finalista en su concurso de Comida para llevar. El regalo llegó esta semana a mi casa y como veis ya le estoy dando uso. Muchísimas gracias. Y gracias por supuesto a todos los que votaron en Facebook mi clafoutis salado y lo hicieron posible.













Vorrei pure ringraziare Claudia, del blog Mon petit bistrot, che ha concesso il secondo premio del suo contest di ricette letterarie, "le ricette di Montalbano", alle mie polpette di pesce. Grazie mille!!


Así da gusto meterse in cucina!!

sábado, 23 de julio de 2011

Pudding Yorkshire de cebolla y longaniza.

- ... Oye, ¿No tendrás algo de beber? Con tanto hablar, se me ha resecado la boca.
Saqué una botella, dos vasos, queso, una longaniza y una cebolla. Bebimos y comimos en silencio, sin decirnos nada. Miré a Joséphine como para ver a través de ella la escena que me había descrito. Mordisqueaba como un ratón y bebía largos tragos de vino haciendo chasquear la lengua.

Philip Claudel, Almas grises.







Una cebolla, longaniza, queso... tiempo para cocinar.... Después de unas semanas por Italia volví a casa, pero una gastroenteritis consiguió que no quisiera saber nada de la cocina durante unos días. Tutto a posto, ahora a cocinar...

Hacía tiempo que quería hacer el pudding Yorkshire, es típico inglés y suele servirse como acompañamiento del Roast-beef e incluso de salchichas. Me llevó tiempo caer en la cuenta de que su aspecto tan peculiar (crece dejando un hueco en el medio), no era por usar ningún molde especial sino que cogía esa forma con el horneado. Más que su sabor, yo destacaría la suavidad que tiene y con salsas empapa y coge su sabor.


Ingredientes para la masa (para 6 puddings) :

- 70 gr. de harina.
- 2 huevos.
- 150 ml. de leche.
- una pizca de sal.
- pimienta recién molida.


Elaboración:


En un bol batimos ligeramente los huevos. Añadimos, sin dejar de batir con las varillas, la harina poco a poco. Cuando esté bien integrada hacemos lo mismo con la leche hasta conseguir una masa homogénea. Cubrimos el bol con film transparente y dejamos enfriar en la nevera un mínimo de dos horas.

El pudding se sirve caliente, recién desmoldado, así que calculamos tiempos. Tenemos que precalentar el horno a 220º. Rellenamos los moldes, en mi caso unos moldes de silicona tipo muffins y horneamos durante unos 20 minutos. Tiene que tener aspecto dorado por fuera y claro por dentro. En el horno empezarán a crecer e irán cogiendo forma de volcán, les quedará una especie de cráter en el interior que será lo que rellenaremos.









Relleno:

- una cebolla y una longaniza de Avilés.

Caramelizamos una cebolla cortada muy fina. La hacemos a fuego suave y cuando esté bien hecha, añadimos una cucharadita de azúcar y dejamos que siga haciéndose hasta coger un color dorado.
Freímos la longaniza y reservamos.

Cogemos un pudding y colocamos las rodajas de longaniza encima, un poco de la cebolla caramelizada y servimos acompañado de ensalada de berros y parmesano en escamas.

sábado, 2 de julio de 2011

Galletas nube de chocolate de B. Atxaga.

"Apartó la cabeza del respaldo del asiento y miró por el cristal de la ventanilla. Allí fuera, el cielo estaba azul oscuro , casi negro; sin embargo, en el sitio donde se acababa de poner el sol había una abertura de color verde que parecía un mar y en la que las nubes formaban islas amarillas, puertos rojos, barcos de color blanco. Se acordó de la canción que solían cantar el colegio después de las excursiones a la costa (...)"

Esos cielos, Bernardo Atxaga.



Cuando esta entrada salga yo estaré volando por "esos cielos" camino de Italia. Soltar lastre, esperar que las cosas que uno no pudo cambiar cambien solas en su ausencia y al regreso nada de nubes, un cielo límpido y despejado donde empezar a escribir una nueva historia come se niente fosse.






Ingredientes:

- 220 gr. de mantequilla.
- 125 gr. de azúcar glass.
- 1 yema de huevo.
- 275 gr. de harina.
- 60 gr. de chocolate en polvo que mezclaremos con un par de cucharadas de agua.
- 1 pizca de sal.


Elaboración:

Este invierno hice un montón de variaciones de pasta frolla, una pasta muy utilizada en Italia como base para las crostata y galletaen elaboraciones tanto dulces como saladas. Es una masa que lleva la mitad de mantequilla que de harina y esta receta es más o menos una variante aunque difiere un poco en la cantidad. Me resultaba una pasta difícil de trabajar, después de sacarla de la nevera cuando empezaba a cortarla se reblandecía, el cortapastas salía con dificultad de la masa...bueno, momentos críticos. Al final fui aprendiendo algunos truquillos. Trucos que funcionan:
- En el complemento "cortador" que me venía con la batidora trituro y mezclo la mantequilla, el azúcar glass y la harina.
- La mantequilla de la nevera directamente.
- la pizca de sal imprescindible para retener la humedad.
- fundamental que la metamos en la nevera del siguiente modo: hacemos dos bolas de pasta y las colocamos por separado entre dos hojas de papel de horno. Aplastamos con la ayuda de un rodillo de cocina hasta conseguir una hoja de pasta del grosor que queramos (no muy fina) y refrigeramos así. Será mucho más fácil cortar y dar forma y no se nos recalentará la masa de trabajarla en exceso.

Para estas galletas mezclamos la harina, la mantequilla, la sal y el azúcar glas como ya he dicho. Añadimos el chocolate y la yema de huevo. Mezclamos bien hasta conseguir una masa uniforme. El resultado es muy parecido a una mousse, es normal, la primera vez pensé que no había echado suficiente harina pero ya cogerá consistencia en la nevera (donde dejé reposar un par de horas). Metemos en el horno a 180º unos diez minutos. Aquí también aprendí de los errores, yo siempre dejaba las galletas en el horno más tiempo del que decían las recetas porque las veía blandas. En realidad a mí me gustan blandas por dentro y con algo de grosor, tipo las galletas escocesas de mantequilla. Así que lo mejor es sacarlas pronto y ya endurecerán fuera del horno, donde dejaremos reposar sobre una rejilla como la de la foto. La receta es una variación de las galletas botón de Mi dulce tentación, usé los mismos ingredientes y cambié un poco la elaboración.



Al otro lado de la ventanilla del autobús, por encima de los tejados llenos de antenas, el cielo - la sábana sucia- había iniciado su transformación. Tenía ahora, en uno de sus extremos, cinco o seis rayas azules y paralelas, como si de verdad se tratara de una sábana y alguien le hubiera hecho cortes con un cuchillo. ¿No solían ser los colchones de color azul? Pues el que parecía haber allí arriba también era azul. Además - cerró los ojos al darse cuenta del detalle- las nubes cercanas a una de las rayas azules tenían tintes rojizos (...)"

Esos cielos, Bernardo Atxaga.