jueves, 31 de marzo de 2011

Bocata Salander: piadina de salmón y tzatziki.



Lisbeth Salander engullía sandwich frente a la pantalla de su Macbook  sin que su aspecto frágil y enfermizo se resintiese lo más mínimo. M B regaba esos mismos bocadillos con litros de café negro. Su autor debió hacer lo mismo mientras vivió para escribir la trilogía Milenium. 
La compulsividad con la que leí esa trilogía en las tardes de julio de hace unos años es parecida a la que a veces siento por ciertos platos. Recuerdo desde la infancia que esas comidas desconocidas para mí saltaban de los libros y se enriquecían en mi imaginación con las situaciones y ocasiones en las que sus protagonistas las degustaban. Las chocolatinas de Charlie, el pastel de carne de los Cinco y su cerveza de jengibre, las galletas y carnes saladas que embarcaban para la Isla de las Tortugas... hasta llegar a los sandwiche de Larsson. En mi imaginación (y seguramente sólo en mi imaginación) estos bocadillos tenían el aspecto de los rollitos de salmón de la tienda de productos suecos de Ikea. Así que cuando Whole Kitchen nos propuso la elaboración de un bocadillo, encontré la disculpa para prepararme un sandwich "Salander".
Esta es mi propuesta para el concurso de Whole Kitchen, http://www.wholekitchen.info/2011/03/concurso-bocadillos-te-apuntas.html el sandwich Salander, con tzatziki, salmón ahumado y rúcula y todo como relleno a una piadina. Al final se me ve el plumero y menos el salmón ahumado, el resto de los ingredientes son de lo más mediterráneos. El tzatziki es una salsa griega de yogur, o dip, como parece que tanto gusta decir ahora. Se sirve como aperitivo  para mojar pan de pita o como salsa de acompañamiento de las carnes a la brasa. Es fresco gracias a la mezcla en frío de yogur y pepino y con un toque ácido que pensé que podría irle bien a la grasa del salmón. La textura final es algo más densa que la que hice en esta ocasión, de esta forma más líquida se puede tomar también como sopa fría o para aliñar ensaladas.
La piadina es una masa a base de agua y harina de trigo, parecida al pan ácimo, es decir, una pan sin levadura, que en Italia encontramos en bares y cafeterías como comida para comer en el momento como spuntino o para llevar. Tiene una elaboración fácil y sobre todo rápida al no necesitar levar. No tiene miga y es un poco crujiente. Creo que le va genial al salmón.
La receta está pensada para cuatro piadinas.

Ingredientes para este vaso de tzatziki:

- 3 cucharadas soperas bien llenas de yogur griego (yo compré un envase de 1 kilo del LIDL)
- 1/2 cabeza de ajo.
- 1/2 pepino.
- unas gotas de limón.

Elaboración:

Lavamos, pelamos, partimos longitudinalmente a la mitad el pepino. Lo vaciamos de semillas con la yuda de una cuchara de postre y lo cortamos en trozitos. En un vaso batidor intriducimos el yogur, el ajo, el pepino, un pellizco de sal y rociamos con unas gotas de limón. Batimos bien y dejamos enfriar en la nevera mientras elaboramos las piadinas. En esta ocasión no lo hice pero suelo cortar con un pelador la piel del pepino bien lavada y añadirla a la mezcla cuando ya está batida. Como iba a rellenar con ensalada la piadina preferí no aprovechar la piel del pepino. Como en todas las salsas y aliños la proporción de los ingredientes varía en función de los gustos de cada uno.
Me quedó un pelín más líquido de lo que buscaba y aunque la solución era fácil (añadir más pepino o más yogur sin batir) lo dejé así.
Vamos con las piadinas.

Ingredientes para la masa (4 piadinas):

- 100 ml. de agua.
- 250 gr. de harina de trigo.
- 1 cucharada de aceite de oliva (la receta original se hace con manteca de cerdo).
- una pizca de sal.

Elaboración:

Colocamos la harina en forma de volcán y en el centro vertemos el agua templada, la cucharada de aceite y la sal. Vamos amasando de fuera al centro hasta obtener una masa uniforme. Dejamos reposar mientras preparamos el relleno.
Recuperamos la masa y la cortamos en cuatro trozos. Con un rodillo damos forma y las dejamos bastante finas.
Colocamos al fuego una sartén antiaderente y damos fuego fuerte. Veremos que empezarán a salir unas burbujas en la masa que pincharemos con un tenedor. El aspecto final es una masa fina, blanca con manchitas oscuras, como en la foto.
Unté las piadinas con salsa tzatziki, coloqué unas hojas de rúcola, unas lonchas de salmón ahumado y otras cuantas hojas. Se pliegan por la mitad y ya podemos hincarles el diente. Están más ricas con la masa templada, si las tenemos hechas de otro momento podemos recalentarlas tal y como las hicimos. Es una masa que no empapa del relleno así que el interior está siempre jugoso. El tzatziki con su punto de acided contrarresta la grasa del salmón y la rúcula aporta un toque amargo que le va genial.
No sé qué diría Salander de este bocata, tal vez hasta consiguiera que levantara la vista del ordenador...

viernes, 25 de marzo de 2011

Quiche de sardinas.


Wholekitchen en su Propuesta Salada para el mes de marzo nos invita a preparar un clásico de la gastronomía francesa, la quiche. Se trata de un pastel salado, cocinado al horno, con una base de pasta y que puede rellenarse con mil ingredientes diferentes. Para que el pastel cuaje se utilizan los huevos batidos y leche o nata.
 Hace años me compré un libro solo con recetas de quiche, lo más interesantes no eran las posibilidades que ofrecía sino las diversas recetas que daba para la elaboración de las masas en función del relleno propuesto. La ventaja de estos pasteles es que se pueden hacer con anterioridad, comer fríos o calientes, como aperitivo o como plato y una solución fácil si te tienes que llevar la comida.



Lo que menos me gusta de este plato es el uso de nata, que me resulta muy pesada. Probé en alguna ocasión a prescindir de ella  aumentando el número de huevos, pero aunque cuaja, sube menos y resulta bastante fuerte, es casí como una tortilla encima de la masa. Esta vez utilicé leche Ideal que tiene una textura más ligera que la nata y un sabor también más suave.

Ingredientes para la masa:
- 250 gramos de harina.
- 20 gramos de levadura
- 1/8 leche tibia.
- 2 pellizco de azúcar.
- 50 gramos de mantequilla pomada
En un recipiente volcamos la mitad de la harina, la levadura desmenuzada, 4 cucharadas de leche y el azúcar. Trabajamos la masa desde el centro hasta lograr una masa uniforme. Cubrir con un paño y dejar reposar hata que aumente (unos 20 minutos).
Recuperamos la masa y le añadimos el resto de la harina, la mantequilla pomada, la leche restante y la sal. Trabajamos bien hasta lograr una masa elástica que no se pegue a los dedos. Cubrimos una vez más y dejamos reposar una hora. Tiene que doblar el volumen.



Para el relleno:
- una lata de sardinilla en aceite de oliva.
- cuatro cucharaditas de alcaparras.
- unas cuantas aceitunas negras sin hueso.
- queso feta en dados o desmenuzado.
- un puñado de hierbas aromáticas.
- 4 huevos.
- 1/2 lata de leche Ideal.




Extendemos la masa ayudándonos del rodillo sobre el molde y vamos presionando con la yema de los dedos para darle forma. Cortamos la masa restante con el mismo rodillo. Pinchamos el fondo varias veces con un tenedor. Colocamos las sardinillas, alcaparras, aceitunas y el queso feta demenuzados. Es importante que estén bien secos para no empapar la masa.




En un recipiente aparte batimos bien los huevos y les añadimos la leche Ideal, batimos una vez más y añadimos las hierbas. Vertemos el contenido en el molde.
El hormo lo precalentamos a 200º, cuando haya alcanzado la temperatura introducimos el molde, caldeo superior e inferior y bajamos a 180 grados. Cuando veamos que adquiere un color dorado retiramos (unos 40 minutos)
A mí me gusta en frío, me resulta más ligero. Este lo acompañé de una ensalada de canónigos.







jueves, 24 de marzo de 2011

¡Gracias!


Aunque con retraso, esta entrada es para agradecer a todos los que contrubuyeron a que los cajones y armarios de mi cocina no cierren con tanto "regalín". Lo agradezco y además prometo una receta por cada molde y artilugio, dadme un poco de tiempo y llenaré esto de bizcochos, muffins... ¡¡GRACIAS!!





Endivias gratinadas.




Las endivias gratinadas son un plato belga, las base esta especie de cogollo blanco, de hojas firmes y apretadas y con un sabor bastante amargo. Acostumbradas a que formen parte de ensaladas y platos fríos me llamó la atención esta receta que aparece últimamente en varios blogs (y por lo que veo en el paquete de las endivias). 
Los ingredientes son sencillísimos y la elaboración muy fácil.

Ingredientes:
- 4 endivias.
- 4 lonchas de jamón cocido (los que llaman "braseados" con un toque ahumado van muy bien).
- una cucharada sopera de harina.
- una cucharada abundante de aceite de oliva.
- leche
- queso rallado (yo usé Gouda)





Cortamos las endivias longitudinalmente a la mitad. Si las hojas exteriores las vemos un poco feas las eliminamos. Las cocemos en agua hirviendo hasta que estén tiernas (yo las dejé unos 5 minutos). Las sacamos de agua y una vez tibias, las apretamos bien entre las manos para escurrir bien el agua. Esto es importante para que en el horno no suelten líquido y se encharquen. La parte más amarga está en el tallo así que podemos recortarlo. Tenemos que hacerlo una vez cocidas porque si no se nos soltarían las hojas en el agua de cocción.
Envolvemos cada mitad de endivia en una loncha de jamón cocido y colocamos en una fuente de horno. Hacemos la bechamel, cocinando la harina en una cucharada abundante de aceite y vamos añadiendo la leche sin dejar de remover con las barillas. Cuando empiece a hervir y tenga la textura que buscamos napamos las endivias.
En esta ocasión elegí el Gouda como queso para el gratinado, es graso y suave a un tiempo.
Gratinamos y a la mesa.
El resultado sorprende porque el sabor amargo de la endivia se suaviza mucho y el jamón hace una combinación muy rica.
Estoy buscando nuevas opciones para no acompañar todas verduras al horno con bechamel ¿alguien me aconseja otras salsas? Aviso para navegantes, no quiero saber nada de la nata...






miércoles, 23 de marzo de 2011

Pizza de rúcula, tomates secos y Gran Padano.


Me estoy animando con esto de los eventos, creo que es la manera de ser algo constante y no dejar a medias todos los post. Este mes Irene de Sabor Impresión es la anfitrióna del HEMC #52. Ahora le toca el turno a la pizza, y la verdad es que le tenía ganas, ganas de probar con la masa y ganas de hincarle el diente a un plato que para mi va asociado al verano, a la playa y ... a la cerveza. Una cervecina bien, bien fría, jornada playera, passeggiata dopo cena...
Pero esta vez me tendré que conformar con abrir bien las ventanas y disfrutar de este sol de inicio de primavera, al resguardo del nordés...




Ingredientes para la masa:

Para la elaboración de la masa seguí la receta de la panificadora que me compré en un ataque compulsivo en el LIDL y uso bastante poco, eliminé el azúcar de la receta.

- 300 ml. de agua.
- 1 cucharada sopera de aceite.
- 3/4 de cucharada de sal.
- 450 gramos de harina de fuerza
- un sobre de levadura de pan.

Amasé en la panificadora, programa amasado, unos 10 minutos. Tenía que pasar la mañana fuera de casa así que dejé que la masa reposara dentro y cuando llegué...estaba desbordada...si hago un brioche seguro que no me sube igual. Un poco de amasado manual y redujo otra vez su volumen. El problema fue que era una masa tan elástica que era difícil darle forma, volvía una y otra vez a enroscarse.
Se puede decir, simplificando bastante las cosas y sin ganas de polémica (porque asistí a cada debate sobre la pizza...) que hay dos tipos de pizza (excluyó las focaccia), la pizza al piatto de pasta cuanto más fina mejor, y la pizza al taglio, más gruesa, que adorna los mostradores de los comercios, que uno se compra al corte y paga al peso y que está de muerte. Los puristas adoran la pizza al piatto y a me viene l'acquolina in bocca solo de pensar en el papel de estraza empapadito en los jugos de un buen trozo de pizza al taglio
Salvando las diferencias, la masa que resulta de esta receta está más próxima a la masa gruesa de la pizza al taglio que a la fina y crujiente de la pizza al piatto.
Esta masa la coloqué en el horno, precalentado a 200º y estuvo unos cinco minutos. Que coja un poco de color.
Para cubrir la pizza elegí los ingredientes de una que últimamente es la que más me gusta, porque es fresca y todo el sabor se concentra en los tomates secos...



Ahora se pueden encontrar los tomates secos con facilidad. En alguna ocasión compré unos que venían de Turquía y la verdad es que era imposible hidratarlos, puede ser que los consuman de otro modo oque simplemente no eran de calidad. Estos estaba blanditos, la noche anterior los dejé en un vaso con aceite de oliva para que hincharan y ablandaran. El aceite al día siguiente lo reutilicé para aliñar la rúcula.





Los ingredientes son sencillos. Unas hojas de rúcula que aliñamos con el aceite de haber hidratado los tomates, un poco de Gran Padano cortado muy fino y los tomates. Lista en tres minutos.
Ed ecco la pizza rucola, pomodori secchi e Gran Padano... y la birra messicana...

Tengo mil recuerdos de cenas y comidas con Laura. Y en estos días de largas conversaciones telefónicas, un grazie mille, el preludio de un viaje, un tutto a posto y una sobrecarga de carbohidratos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Involtini de berenjena con cuscus al pesto.

Pimienta Rosa organiza un concurso mensual y su propuesta para marzo era "comida enrollada", consiste en preparar un plato con forma de rollo como nos presentan en su página http://www.pimientarosa.com/rollitos-de-tortilla-rellenos-de-calabacin-zanahoria/.
Enseguida pensé en los involtini,  en Italia podemos encontrar un montón de variantes , rollitos de carne, pescado, verdura... con rellenos sencillos como mozzarela o simplemente unas hojas aromáticas. Depués del carnaval astur casi entro rodando en Galicia, así que tal y como anuncié nada de huevos ni grasas, un plato vegetariano: involtini de berenjenas, en este caso rellenos de cus cus al pesto y tomates cherry confitados.



Los involtini de berenjena pueden servirse como aperitivo o entrante, templados o fríos. Este el resultado:


Ingredientes para 5 involtini:

- 1 berenjena, tiene que tener la piel tersa, firme y brillante.
- un pocillo de cus cus
- unos 10 tomates cherry.
Para la salsa pesto:
- unas hojas frescas de albahaca.
- un par de cucharadas de piñones
- un chorro de aceite de oliva
- un poco de parmesano rallado.
Según queramos la salsa pesto combinamos la cantidad de estos ingredientes, mas seca (más piñones), más verde (más albahaca), más untosa (más aceite)
Cortamos la berenjena longitudinalmente y sacamos varias rodajas no muy finas para que no se nos rompan al enrollar ni muy gruesas para que se pasen bien a la plancha. Las colocamos en capas en un colador con sal y les colocamos encima un peso (una tapa de olla). Las dejamos así una media hora para que suelten el amargor en forma de agua marrón. Lavamos bien las rodajas de berenjena y secamos bien. Las pasamos a la plancha.



Para la salsa pesto colocamos en un vaso las hojas de la albahaca, los piñones y un chorro de aceite. Batimos y añadimos el queso rallado.







Preparamos el cus cus según las indicaciones del paquete. En esta oacasión hice poca cantidad porque se trataba de una berenjena mediana.






Listo el cus cus, le añadimos un par de cucharadas del pesto y los tomates confitados.

Ahora ponemos una pequeña cantidad en el extremo más ancho de la berenjena y enrollamos. ¡¡Listo!!




martes, 15 de marzo de 2011

Lionesas, profiteroles,petites choux o "petisús"



Primera receta dulce, un cumpleaños y merienda en San Martín.
Dije que llevaría yo el postre el domingo y ya llevaba días con la presión de hacer algo diferente. Mis tías son unas excelentes cocineras y todos los domingos hay un dulce esperando en la mesa a la hora de la merienda. Hasta mi padre se está animando con esto de los fogones. Si mi abuela lo supiera. Como llevaba días con el libro de Michel Roux para hacer el suflé y la quiche, revisé las recetas dulces y me encontré con la pasta choux que se puede rellenar de dulce o de salado y que no solo admite mil rellenos sino que por lo visto también mil nombres. Profiteroles, lionesas, petites choux o como se dijo aquí toda la vida con las manos pegadas a la nevera de los pasteles “petisús”. Un vistazo a los blogs y compruebo que todos coinciden en proponer algunas de sus variantes. Me decido por no arriesgar demasiado y hacer su versión más clásica, rellenos de crema pastelera y con un sombrerito de chocolate.
Esta es mi última receta con huevos por lo menos en diez días, debo tener los niveles de colesterol disparados. Entre la quiche para el concurso de Wholekitchen, el suflé y estas lionesas no exagero si digo que he gastado dos docenas.
Vamos con la receta. Aunque consulté varios blogs y ví algún vídeo preferí seguirla receta del cocinero francés, me parecía bastante precisa y clara y llegados a este punto tengo una pequeña competición con él (que él siempre gana) porque a mí todo me lleva el doble de tiempo de lo que el comenta.
El resultado, una pasta muy suave, creo que fue un acierto rellenarlos poco antes de merendar porque así la pasta no empapó reblandeciendo. La crema pastelera creo que me quedó demasiado dulce para mi gusto (pero tiro más a lo salado que a lo dulce). Me olvidé de comprar la vainilla así que reduje la cantidad de azúcar de la receta y compensé con azúcar avainillada que la endulzó mucho y tiene un toque más artificial que la vainilla natural. La pasta me pareció sencilla de hacer y está lista en un momento. La crema pastelera me llevó más tiempo de lo que esperaba. Lo que hice fue preparar la crema por la mañana y mientras la dejaba enfriar hice la pasta y la horneé. Por la tarde rellené las lionesas y le sdi la cobertura de chocolate. No es una receta difícil pero sí laboriosa.



Ingredientes para la crema pastelera.
-         6 yemas de huevo.
-         125 gramos de azúcar. (yo puse 105)
-         40 gramos de harina.
-         500 mililitros de leche.
-         1 vaina de vainilla (como no tenía añadí 20 gramos de azúcar avainillada)

Se mezclan en un cuenco las yemas y una tercera parte del azúcar. Batimos con las varillas eléctricas (el cocinero francés dice literalmente “hasta que adquieran consistencia de cintas ligeras”), cintas, cintas, yo no vi, pero batí hasta que quedó una textura parecida a la de la mayonesa casera. Añadimos la harina y seguimos removiendo.
En un cazo al fuego calentamos la leche con el resto del azúcar y la vainilla y lo llevamos a ebullición. Cuando empieza a hervir volcamos la leche sobre la mezcla anterior y removemos y mezclamos bien. A este punto entré en crisis porque lo vi tan líquido que pensé que nunca espesaría. Ponemos esta nueva mezcla a fuego bajo y esperamos que hierva sin dejar de batir con las varillas eléctricas. Lo que al chef le llevó 5 minutos a mí entre 10 o 15. Al final espesó bastante y lo retiré a enfriar. Me puse con la pasta.



Para rellenar las lionesas utilicé esta pistola-jeringa que resultó muy útil.




Ingredientes para la pasta choux:

-         125 ml. de leche.
-         125 ml. de agua.
-         100 gramos de mantequilla en dados.
-         ½ cucharadita de sal.
-         1 cucharadita de azúcar.
-         150 gramos de harina.
-         4 huevos.

Mezclamos la leche, el agua, la matequilla, la sal y el azúcar en un cazo y llevamos a ebullición a fuego bajo. Retiramos del fuego y añadimos la harina, mezclamos con una cuchara de madera con movimientos envolventes hasta que quede una masa uniforme. Volvemos a colocar en el fuego (yo lo hice con el fuego apagado y el calor residual de la micro) para que seque la humedad de la masa en un minuto. Retiramos del calor y añadimos uno a uno los huevos. Es muy importante añadir cada huevo cuando el anterior ha sido completamente absorbido por la masa y hacerlo con la pasta no muy caliente para que no se cocinen los huevos. Yo dejé la masa templar un poco y aproveché para poner a precalentar el horno a 200º y forrar dos bandejas de horno con papel. Después añadí los huevos.
El resultado es una pasta brillante y densa. La introduje en la manga pastelera y fue colocando montoncitos de pasta, suficientemente separados porque van a crecer en el horno. Si dejamos un hueco en el primer círculo cuando los saquemos del horno tendrán un pequeño orificio en la base que será donde inyectaremos la crema. Si no, podemos darle un pequeño corte con la punta de un cuchillo o cortar a la mitad como si fuera un bocata (pero así al morder se saldrá todo el relleno pro los lados).
Colocamos la bandeja (horneé en dos tandas) en el horno a 200º, caldeo inferior y superior hasta que crezcan y se doren unos 20minutos. Como no, al francés le salieron entre 40 y 50 unidades y a mí 34. Igual fui más generosa en el tamaño.



El resultado es bastante parecido al del libro. Inyecté la crema a las lionesas por el orificio de la base.
Para darle el último toque, fundí chocolate al baño María y pincelé las lionesas. Creo que debería haber añadido un poco de leche o mantequilla al chocolate porque aunque estaba bien de sabor quedaba un poco tosco de aspecto.



No quedó ni uno y creo que gustaron bastante...




sábado, 12 de marzo de 2011

Suflé de queso "La peral"






"Hacer un suflé atemoriza a cualquier cocinero" advierte Michel Roux en su libro "Huevos". Después de hacerlo en dos ocasiones yo diría que lo que debe atemorizarnos es que los comensales no estén sentaditos a la mesa en el momento de servirlo. Porque sí, a mí me subieron sin problema pero  pocos minutos después de sacarlos del horno se desinflan como globos. Así que la prueba del suflé no me pareció traumática, el resultado es un plato muy vistoso (sobre todo si están todos expectantes después de recalcar la importancia y dificultad de que aquello se hinche), con una textura muy, muy suave y con el gusto que uno quiera, salado o dulce.




Como ya me advirtieron que dos de las tres recetas que llevo estaban hechas con productos gallegos y como sabía que la quinta (está en la reserva porque tengo que publicarla para el concurso de Wholekitchen) también, busqué una en la que presumir de productos asturianos. Dejemos la fabada de lado porque parece que sólo se utilizar la cuchara a la hora de comer y me decidí por un queso (que raro), el queso de la Peral. El más conocido de los quesos asturianos es el Cabrales, un queso azul muy fuerte que me encanta, pero que creo que se está abusando de él en la cocina. Es un queso riquísimo pero lo mejor es comerlo solo, incluso si lo probamos en una tabla de quesos, cualquier otro que probemos a continuación nos parecerá que no tiene sabor. Si lo cocinamos, comamos lo que comamos solo sabrá a Cabrales. Además en muchos restaurantes lo que hacen es deshacerlo en litros de nata con lo que hacen aún más pesada la digestión.
Esta vez me decidí por el queso "La Peral" que es un queso azul hecho a base de leche de vaca. Es suave de textura y fuerte de sabor per más fino que el Cabrales. Se elabora de forma artesanal por la familia López León en el concejo de Illas. 




Vamos allá con la receta de suflé de La Peral.







Ingredientes para 8 suflés:

- Bechamel: dos cucharadas de aceite (Miche Roux la hace con mantequilla), dos de harina y leche.
- 4 huevos 
- un trozo de queso que demigaremos en la bechamel.
 El cocinero francés utiliza 10 claras y 6 yemas. Yo los hice con 4 huevos y la verdad es que quedó bien. Ademas me da rabia usar más claras y dejar las yemas que al final nunca utilizo y van a la basura. así que 4 yemas y 4 claras.

Elaboración.









Hacemos la bechamel, para eso calentamos en un cazo el fondo de aceite, rehogamos la harina y vamos añadiendo la leche sin parar de revolver, mejor con una varilla. Yo no le añadí sal porque el queso ya le va dar el punto. Cuando comience a hervir, retiramos y dejamos que temple un poco. Mientras tanto precalentamos el horno a 200 grados, caldeo superior e inferior.
Deshacemos el queso, incorporamos a la bechamel y mezclamos bien y añadimos las yemas de los huevos. Reservamos.
En un cuenco a parte batimos a punto de nieve las claras. Incorporamos en dos veces a la bechamel, revolviendo con una cuchara de madera, siempre con movimientos envolventes y no demasiado deprisa. El resultado es una mezcla esponjosa, ligera. Llenamos los recipientes que deben estar embadurnados en mantequilla o aceite. No los llenamos del todo porque el suflé tiene que subir así que unos 3/4 del recipiente está bien.
Listos para hornear. En una fuente para horno colocamos los moldes y ponemos, con cuidado  de no  mojar los suflés, agua hirviendo para ayudar a la cocción. Introducimos la bandeja en el horno y mientras el chef francés los tendría listos en 4-5 minutos los míos tardaron unos 10 minutos. Es fácil saber cuando están, basta verlos hincharse hasta alcanzar una altura mayor que la del molde y coger un color dorado. Eso sí, corrieeeeendo a la mesa.
Este no fue exactamente el resultado porque entre que prepara la cámara, dispara, ésta no vale, espera que repito...bajaron un poco.

















Ahora que lo pienso...¡Este plato también es de cuchara! bueno, de cucharilla...