viernes, 26 de abril de 2013

Hachis parmentier.

Pues los menús baratos se están acabando, señor Méndez: los precios suben porque la gente sólo piensa en comer. La gente ya no cree en los políticos, pero al menos cree en los chefs, y eso nos traerá una época de estabilidad y concordia. Ningún chef ha promovido una guerra civil, que se sepa,  ni ha hablado mal del presidente de las Cortes, que ya es decir. Cuando el país sea un comedero feliz, y la gente se pelee sólo por saber dónde se come mejor, se terminarán los problemas, aunque también se terminará la historia.

Una novela de barrio. Francisco González Ledesma.


Ay Señor Méndez, qué lejos queda ese comedero feliz. En este país hemos pasado de hablar de los menús baratos a los bancos de alimentos, del precio de los menús del día gourmet al precio de los tuppers en los comedores escolares.

Una vuelta de tuerca a un plato de lo más sencillo, sabores de casa bajo un nombre francés, una pequeña concesión al esnobismo en estos tiempos.

Para el chamón (morcillo) guisado:

- una pieza de morcillo (la mía era de unos 500gr.)
- dos cebollas medianas.
- 4 zanahorias.
- un ramito de hierbas aromáticas (romero, tomillo...)
- sal y pimienta negra.
- aceite de oliva.
- vino tinto

Salpimentamos la carne y la marcamos en una cazuela. La reservamos. En el mismo aceite pasamos un par de cebollas cortadas en gajos gruesos, las zanahorias en trozos. Cuando las verduras cojan color añadimos de nuevo la carne. Cubrimos todos con vino tinto. Añadimos un ramillete de hierbas (bouquet garni) y guisamos hasta que la carne esté tierne. En mi caso unos 500gr. en algo menos de una hora.

Desmenuzamos en hebras la carne y pasamos la salsa por un procesador.

Hacemos un puré de patata. Cada uno al gusto. Yo cuezo las patatas con una hoja de laurel, las pelo y las paso por el pasapuré. No le añado ni leche ni mantequilla.

Alternamos una capa de puré, una de carne desmenuzada en su salsa y otra de puré.
Coronamos con una capa de queso rallado y gratinamos al horno hasta que se dore.
Tan sencillo y tan rico.

miércoles, 17 de abril de 2013

Panadas, unas empanadillas sardas muy gallegas.

Otra circunstancia le produjo de momento un disgusto: de las provisiones que Kitty había preparado, con tal abundancia que creían que habían de tener víveres para una semana, no quedaba nada ya. Levin regresaba de la caza, como antes dijimos, con intenso apetito y, recordando con tal precisión las ricas empanadillas que les había cocinado su mujer, que, al acercarse a la casa, percibía ya el olor y el gusto en la boca, de igual modo que su perra percibía el olfato de la caza. En cuanto se hubo desojado de sus arreos, gritó, pues, a Filip:
- Eh! a ver esas empanadillas, que tengo un hambre canina
La decepción fue grande cuando le dijeron que no sólo quedaban empanadillas, sino que tampoco quedaban pollos.

Ana Karenina. Leon Tolstói.


¡Qué no se acaben las empanadillas! que además llegó por fin el buen tiempo y toca llenar el zurrón y salir a tomar el aire.

Estas empanadillas sardas digo yo que son muy gallegas, porque utilicé dos productos maravillosos de la gastronomía do país, el raxo, carne de lomo de cerdo adobada y cortada en tacos, que se suele freír y acompañar de patatas fritas o pimientos y el queso de San Simón da Costa, un excelente y delicioso queso de tetilla ahumado.

 Ingredientes (5 panadas):
 Para la masa:
- 250 gr. de harina.
- agua templada (más o menos un vaso)
- 1 cucharada de aceite.
- sal

Para el relleno:
- 4 tomates secos hidratados en vino blanco (el vino lo reutilizaremos para el relleno)
- 1 puñado de aceitunas deshuesadas y troceadas.
- 1 puñado de alcaparras.
- 2 dientes de ajo.
- raxo (tacos de lomo de cerdo), unos 400 gr.
- queso que funda bien, yo utulicé queso de Don Simón da Costa, un queso gallego de tetilla ahumado simplemente exquisito.
Preparamos la masa haciendo un volcán de harina, en el interior introducimos un poco de agua templada y aceite y vamos amasando y añadiendo agua hasta conseguir una bolsa de masa uniforme que no se nos pegue a las manos. La dejamos reposar en un recipiente cubierto y en lugar templado por lo menos 30 minutos.

Adobamos la carne con ajo y perejil picado, incluso otras hierbas aromáticas al gusto (si lo dejamos listo la noche anterior cogerá mejor los sabores). Antes de cocinar le añadimos los tomates hidratados y cortados en trozos pequeños, las aceitunas negras deshuesadas y las alcaparras. Lo pasamos por una sartén con un fondo de aceite hasta que la carne esté hecha.Añadimos el vino blanco con el que hemos hidratado los tomates y dejamos que se evapore el alcohol. Reservamos.

Cortamos dos discos de pasta de diferente tamaño, uno grande para la base y otro más pequeño para la tapa. Ayudándonos de unos moldes tipo flaneras individuales, colocamos el disco grande dentro del molde. Introducimos el relleno, colocamos un trocito de queso y tapamos con el disco pequeño. Con los dedos humedecidos en agua unimos por la parte superior los dos discos de manera que cerremos el paquete y vamos girando para darles la forma de la imagen.
Horneamos a 200º hasta que dore liegeramente por fuera