domingo, 27 de enero de 2013

Flores de Entroido, flores de Carnaval.

Hace un frío espantoso, -18º bajo cero, y está nevando. En el idioma que ya ha dejado de ser el mío, este tipo de nieve se llama qanik: grandes cristales, casi ingrávidos, que caen en forma de copos cubriendo el suelo con un suave manto de escarcha en polvo. 
Por primera vez observo con atención el ataúd. Es hexagonal. Los cristales de hielo adoptan, en ciertos momentos, esa forma. Ahora depositan su cuerpo en tierra. El ataúd es de madera oscura. Es tan pequeño que ya lo cubre una capa de nieve. los copos son grandes como pequeñas plumas y, de hecho así es la nieve; no tiene por qué ser fría. Lo que en realidad está pasando es que el espacio celeste está llorando a Isaías y las lágrimas se convierten en plumones de escarcha que se posan sobre él. Es el universo que así lo arropa con un edredón para que nunca más vuelva a tener frío.

La señorita Smila y su especial percepción de la nieve. Peter Hoeg.





Nevaba en Berlín hace un año y a la salida de un cine descubrí la perfecta y frágil forma de un copo de nieve. Julia entonces vivía allí y esta es la foto que hizo de uno de esos copos en su ventana.

Ingredientes

- 200 gr. de harina.
- 250 ml. de leche.
- 2 huevos.
- ralladura de limón.
- un pellizco de sal.
- azúcar ne polvo para espolvorear.
- abundante aceite para freír.

Mezclamos bien los huevos ligeramente batidos con la leche y la ralladura de limón. Añadimos la harina poco a poco y el pellizco de sal. 
Dejamos reposar unos 15-20 minutos.
Para freír nuestras flores es necesario un molde especial, éste tiene que calentarse con el aceite para que luego se nos desprendan las flores con facilidad, aún así yo tengo que desechar las tres primeras siempre y para liberar el resto ayudo un poco con una cucharilla.
Una vez tengamos el aceite bien caliente, hundimos el molde en la masa unos segundos. Freímos en abundante aceite que tiene que estar muy caliente. Si el frío aprieta un chocolate bien caliente es el acompañamiento perfecto.

miércoles, 23 de enero de 2013

Pasta con i fagioli, pasta con habas.

Ricciardi sentiva il caldo della casa fluire un po' alla volta nelle ossa scosse dal vento. L'odore della legna nella stufa e quello della cucina, aglio, fagioli, olio. 
Rosa lo guardava mangiare, come un lupo, al solito. Chino sul piatto, a bocconi rapidi, silenziosi. Pensava che anche quello si negava, il gusto di assaporare. Non assaporava mai niente, né il cibo né altro. (...)
Si intenerì, materna: le sembrara tornato bambino, mentre mangiava assorto. Gli erano sempre piaciuti i fagioli.
A Ricciardi i fagioli non erano mai piaciuti, ma non avrebbe deluso la tata, e poi stasera aveva fame, forse per il freddo che sentiva nelle ossa.

L'inverno del commissario Ricciardi. L'odore del dolore, Maurizio de Giovanni.



El comisario Ricciardi se asoma a la ventana, los pequeños y cotidianos gestos de Enrica le revelan todo aquello que necesita saber. Son mucho más cálidos esos gestos que aquellos de los que le salen al paso, muertos que dejaron la vida de manera violenta, antes de tiempo, y siempre por los mismos motivos: el hambre o el amor.

Ingredientes:

- 1 taza grande de fabas negras.
- 1 taza de pasta corta y hueca, yo utilicé caracoles.
- 1 loncha gruesa de panceta ahumada.
- 2 zanahorias.
- 1 rama de apio.
- 1 cebolla grande (la utilizaremos en dos mitades, una para el sofrito y otra para la cocción de las fabas)
- 1 diente de ajo.
- unas hojas de albahaca.
- 4 cucharadas de concentrado de tomate.

Dejamos las habas negras a remojo la noche anterior. Desechamos el agua y las cocemos en la olla rápida con una zanahoria pelada, media rama de apio y media cebolla. Cuando estén listas (pueden quedarnos un pelín duras porque se acabarán de hacer con la salsa) las escurrimos y reservamos el agua de la cocción.
En un sartén con una gota de aceite doramos la panceta troceada en tacos. La retiramos y empleamos la misma sartén para pasar el ajo, la otra mitad de la cebolla, la zanahoria y la media rama de apio bien picados. Salamos al gusto. Cuando estén hechas las verduras añadimos el concentrado de tomate y un par de cucharones del agua de cocción de las legumbres. Dejamos reducir y que espese la salsa. Añadimos los tacos de panceta.
En abundante agua salada cocemos la pasta unos minutos menos de lo que indique el paquete. La escurrimos y la añadimos a la salsa hecha. Dependiendo del espesor que queramos darle podemos añadir uno o dos cucharones más del caldo de las habas y dejamos a fuego medio que se termine de hacer la pasta y se integren bien todos los sabores. Le añadimos unas hojas de albahaca que aligerarán un poco la contundencia del plato.
Para quien ande con prisas, la versión express, salsa de tomate ya elaborada y legumbres cocidas de bote.
Buon appetito!