martes, 13 de diciembre de 2011

Moscovitas.

El ambiente era cálido porque ardían los fuegos y fuera habían marchado algunas nubes y los rayos de sol entraban por las ventanas trayendo un aire de fiesta y cayendo como lluvias eléctricas sobre los manteles de damasco y sobre las vajillas de limo fino y cenizas y corteza de caraipo traídas de Brasil. (...) Yo tenía la creencia de que en semejantes reuniones se tratarían asuntos esenciales para para el desarrollo del país y el bienestar de los hombres y, sin embargo, a pesar de que el banquete aún no había comenzado, ya en el trasiego de las salutaciones y los cumplidos y en el desprenderse de sombreros, capas y tules y crespones, comencé a apreciar que aquello que allí se ventilaba sobremanera no era más que las bahorrinas e imperfecciones de quienes no estaban e incluso alguna que otra apología enconosa de quienes si estaban.

El palacio azul de los ingenieros belgas, Fulgencio Argüelles. 



Yo también tenía la ingenua creencia de que en semejantes reuniones, las decisiones que se tomaran sobre el destino de tantos no estarían movidas por las desmesuradas ambiciones de unos pocos. Y para unos pocos estaban reservadas entonces, en los tiempos de los ingenieros belgas, algunas delicias que hoy podemos disfrutar muchos (que no todos). En ese momento precisamente debió urdirse la trampa.
La Confitería Rialto de Oviedo tiene como dulce estrella las Moscovitas, finas y crujientes pastas de almendra bañadas en chocolate con leche. Evidentemente éstas no son más que una aproximación porque se guardan muy mucho de desvelarnos su ingrediente secreto.
Tengo que agradecer a Floreal, del blog Entre telas y letras, que me descubriera este libro, porque las casas de los belgas, la mina, sus historias, no me resultan del todo desconocidas.


Ingredientes:

- 150  ml. de nata.
- 150 gr. de azúcar glas.
- 150 gr. de almenda molida (no harina, solo romperla de forma irregular)
- 20 gr. de harina.
- podemos añadir un poco de ralladura de naranja.
- chocolate con leche de cobertura.

Llevamos a ebullición la nata con el azúcar. Añadimos la almendra molida , apartamos del fuego y removemos hasta que espese. Dejamos templar. Sobre papel de hornear vamos distribuyendo pequeños montículos de pasta, debemos dejar cierta distancia entre ellos porque se fundirán en el horno. Con el horno precalentado a 170º dejamos que se doren , sacamos y enfríamos sobre una rejilla.
Fundimos el chocolate con unas gotas de agua, leche o con un poco de mantequilla. Pincelamos la cara plana de nuestras moscovitas.

7 comentarios:

  1. Gracias! Todo es debido a mi debilidad por Asturias! Que ricas las moscovitas.

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  2. Qué casualidad, yo las hice ayer! Pero con chocolate negro...qué ricas...

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  3. Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! No sabes como me gustan mi abuelita me llevaba de pequeña a merendar a Rialto y aquel sitio me parecia tan sofisticado... los niños que lo ven todo con otros ojos pero las meriendas eran estupendas y los moscovitas mis favoritos. Besos

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  4. Nunca las he hecho... Cuando iba a diario a Oviedo no las comía todos los días, pero ahora que voy relativamente poco, no fallo!! me encantan

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  5. "manteles de damasco y sobre las vajillas de limo fino y cenizas y corteza de caraipo traídas de Brasil." Una frase como esa es suficiente para que busque el libro. Muy bueno, ademas, el titulo tiene bastantes connotaciones personales con nosotros. A lo que vamos, que la letras me pierden. En una ocasión, unos amigos de Avilés, aparecieron en el aeropuerto de Marrakech con una caja de moscovitas de estas de más de tres kilos. Estábamos a tes horas en coche de nuestro destino, nosotros llegamos, las moscovitas, desaparecieron por el camino. Era la primera vez que las probábamos, nos gustaron muchísimo. Gracias por recordarnoslo. Las haremos, seguro. Besos

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  6. Me encantan las moscovitas de Rialto, gracias por ponernos esta aproximación, seguro que están buenísimas. Un beso.

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  7. q rico! aca se llaman florentinos (por lo menos son muy parecidos), y son tan ricos y practicos para servir en una cena!

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