(...) Nadie lo sabía tan bien, precisamente, como los hombres grises. Nadie sabía apreciar tan bien el valor de una hora hora, de un minuto, de un segundo de vida, incluso, como ellos. Claro que apreciaban a su manera, como las sanguijuelas aprecian la sangre, y así actuaban.
- ¡Lo ve! -repuso el hombre gris, chupando con satisfacción el pequeño cigarro-. Pero ¿de dónde sacar el tiempo? Hay que ahorrarlo. Usted, señor Fusi, gasta el tiempo de un modo totalmente irresponsable. Se lo demostraré con una pequeña cuenta. Un minuto tiene sesenta segundos. Y una hora tiene sesenta minutos. ¿Me sigue? - Claro -dijo el señor Fusi. El agente nº XYQ/384/b comenzó a escribir las cifras, con un lápiz gris, en el espejo.
- Sesenta por sesenta son tres mil seiscientos segundos. Un día tiene veinticuatro horas, es decir, tres mil seiscientos por veinticuatro, lo que da ochenta y seis mil cuatrocientos segundos por día. Un año tiene, como sabe todo el mundo, trescientos sesenta y cinco días. Lo que nos da treinta y un millones quinientos treinta mil segundos por año. O trescientos quince millones trescientos sesenta mil segundos en diez años. ¿En cuánto estima usted, Señor Fusi, la duración de su vida?
Momo, Michel Ende.
Cuando quería engañar al tiempo cruzaba el puente Tui-Valença, lo crucé muchas veces en aquellos años, hasta que el tiempo se paró y los relojes invirtieron su paso, restando en lugar de sumar el tiempo que estaba por llegar. En el corto trayecto de aquel renqueante puente de hierro, las manecillas del reloj se precipitaban marcha atrás y cuando alcanzaba la otra orilla del Miño y embocaba el camino de adoquín, marcaba ya el reloj una hora menos. Celebraba mi conquista con un café portugués y uno (o dos) pasteis de nata. Incluso a veces volvía a cruzar el puente de vuelta con una caja de cartón blanco, donde sobreviviría escasas horas otra media docena de estos pasteles. No sabría decir cuánto tiempo duró esto, después los hombres grises debieron darse cuenta de mi engaño y el tiempo se paró para marchar ya solo en una dirección.
- ¡Lo ve! -repuso el hombre gris, chupando con satisfacción el pequeño cigarro-. Pero ¿de dónde sacar el tiempo? Hay que ahorrarlo. Usted, señor Fusi, gasta el tiempo de un modo totalmente irresponsable. Se lo demostraré con una pequeña cuenta. Un minuto tiene sesenta segundos. Y una hora tiene sesenta minutos. ¿Me sigue? - Claro -dijo el señor Fusi. El agente nº XYQ/384/b comenzó a escribir las cifras, con un lápiz gris, en el espejo.
- Sesenta por sesenta son tres mil seiscientos segundos. Un día tiene veinticuatro horas, es decir, tres mil seiscientos por veinticuatro, lo que da ochenta y seis mil cuatrocientos segundos por día. Un año tiene, como sabe todo el mundo, trescientos sesenta y cinco días. Lo que nos da treinta y un millones quinientos treinta mil segundos por año. O trescientos quince millones trescientos sesenta mil segundos en diez años. ¿En cuánto estima usted, Señor Fusi, la duración de su vida?
Momo, Michel Ende.
Cuando quería engañar al tiempo cruzaba el puente Tui-Valença, lo crucé muchas veces en aquellos años, hasta que el tiempo se paró y los relojes invirtieron su paso, restando en lugar de sumar el tiempo que estaba por llegar. En el corto trayecto de aquel renqueante puente de hierro, las manecillas del reloj se precipitaban marcha atrás y cuando alcanzaba la otra orilla del Miño y embocaba el camino de adoquín, marcaba ya el reloj una hora menos. Celebraba mi conquista con un café portugués y uno (o dos) pasteis de nata. Incluso a veces volvía a cruzar el puente de vuelta con una caja de cartón blanco, donde sobreviviría escasas horas otra media docena de estos pasteles. No sabría decir cuánto tiempo duró esto, después los hombres grises debieron darse cuenta de mi engaño y el tiempo se paró para marchar ya solo en una dirección.
Empieza febrero, año bisiesto, y lo inaguro con una receta que quería probar desde hacía tiempo, os pasteis de nata o de Belém, los famosos pasteles de hojaldre y crema que podemos encontrar en todas las pastelerías portuguesas, el perfecto desayuno con un buen café, cuando aún quedan las veinticuatro horas de un día por delante.
Ingredientes para unos 24 pasteles:
- Hojaldre o masa folhada. En realidad la elaboración de la masa folhada varía un poco de la del hojaldre, al menos tal y como lo hacemos aquí. Yo realicé la receta de la masa y de los pasteles siguiendo los pasos de Sabor intenso, donde podéis encontrar muchas de las recetas de la gastronomía portuguesa y además magistralmente explicadas. Hice la masa siguiendo su receta, podéis encontrarla pinchando aquí y utilicé la mitad de la masa para los pasteles. El resto la congelé.
Para la crema:
- 500 ml. de leche entera.
- 64 gr. de harina.
- 7 yemas.
- 500 gr. de azúcar.
- 250 ml. de agua.
- cáscara de limón.
- 1 rama de canela.
Disolvemos en un cuenco la harina con un poco de leche fría (250 ml.). Ponemos a calentar el resto de la leche con el limón y la canela. Cuando rompa a hervir añadimos la harina disuelta en leche y removemos bien para que no queden grumos. Cuando vuelva a hervir retiramos del fuego.
En otro recipiente ponemos al fuego el azúcar con el agua y removemos. Cuando llegue a ebullición dejamos exactamente 3 minutos antes de retirar del fuego. Añadimos el agua con azúcar poco a poco a la crema anterior y vamos mezclando con cuidado. Una vez la mezcla esté perfectamente integrada, retiramos la canela y el limón y pasamos todo por un colador para refinar la crema. Añadimos ahora las yemas y mezclamos bien.
Enrollamos el hojaldre y cortamos unos discos de 1,5 cm. los ponemos en la basa de unos moldes tipo flanera y con las yemas de los dedos extendemos hasta cubrir las paredes de los moldes (quedan como unos cestitos de masa). Rellenamos con la crema y horneamos unos 20 minutos a 250º. La crema tiene que dorar y hacerse el hojaldre.
Pinchando aquí podéis ver la receta de Sabor intenso en imágenes.
Ingredientes para unos 24 pasteles:
- Hojaldre o masa folhada. En realidad la elaboración de la masa folhada varía un poco de la del hojaldre, al menos tal y como lo hacemos aquí. Yo realicé la receta de la masa y de los pasteles siguiendo los pasos de Sabor intenso, donde podéis encontrar muchas de las recetas de la gastronomía portuguesa y además magistralmente explicadas. Hice la masa siguiendo su receta, podéis encontrarla pinchando aquí y utilicé la mitad de la masa para los pasteles. El resto la congelé.
Para la crema:
- 500 ml. de leche entera.
- 64 gr. de harina.
- 7 yemas.
- 500 gr. de azúcar.
- 250 ml. de agua.
- cáscara de limón.
- 1 rama de canela.
Disolvemos en un cuenco la harina con un poco de leche fría (250 ml.). Ponemos a calentar el resto de la leche con el limón y la canela. Cuando rompa a hervir añadimos la harina disuelta en leche y removemos bien para que no queden grumos. Cuando vuelva a hervir retiramos del fuego.
En otro recipiente ponemos al fuego el azúcar con el agua y removemos. Cuando llegue a ebullición dejamos exactamente 3 minutos antes de retirar del fuego. Añadimos el agua con azúcar poco a poco a la crema anterior y vamos mezclando con cuidado. Una vez la mezcla esté perfectamente integrada, retiramos la canela y el limón y pasamos todo por un colador para refinar la crema. Añadimos ahora las yemas y mezclamos bien.
Enrollamos el hojaldre y cortamos unos discos de 1,5 cm. los ponemos en la basa de unos moldes tipo flanera y con las yemas de los dedos extendemos hasta cubrir las paredes de los moldes (quedan como unos cestitos de masa). Rellenamos con la crema y horneamos unos 20 minutos a 250º. La crema tiene que dorar y hacerse el hojaldre.
Pinchando aquí podéis ver la receta de Sabor intenso en imágenes.
He intentado hacerlos muchas veces y con hojaldre no quedan igual, veo que tu has hecho la masa, desde luego parecen los de allí, están divínos! Me guardo la receta porque las hago fijo. Besos
ResponderEliminarAnda que no estaban buenos cua do hace años los probé , se ven deliciosos....beeesos
ResponderEliminarque buenos yo tambien tengo muchas ganas d comprarlos. Momo, lo recuerdo!!! me gustó muchísimo y lo volví a leer de mayor hace poquitos años, merece la pena releerlo, ese y el principito claro.
ResponderEliminarParecen los de allí totalmente! Tengo que probarlos porque mi madre es una gran aficionada a ellos y estoy segura de que le encantaría que se los hiciera.
ResponderEliminarEl texto me ha parecido sublime.
Besos
Siento debilidad por ellos, lo reconozco, siempre que voy al país vecino no puedo dejar de probarlos, si los veo.
ResponderEliminarLos he hecho pero con hojaldre comprado y bastante bien....pero después de ver estos, tendré que volver a intentar con tu receta.
Un abrazo
¡Aaaay! Que he venido corriendo detrás del extracto de mi Momo querida y tus apetitosos pasteis de nata... Nunca los he podido llegar probar porque cuando los conocí los lácteos y el trigo ya no formaban parte de mi dieta, pero los tengo en el horizonte como "pendientes de adaptar", ya sabes ;) Disfrútalos tú que puedes. Un besín
ResponderEliminarA mi marido le encantan "las natas" siempre que va a Portugal las compra.
ResponderEliminarEs curioso, pues la vez que fui a Portugal no las comí y en cambio donde las probé fue en un viaje que hice a Macau, pues fui a un restaurante portugués y comí bacalao y natas. Todo estaba buenísimo ¡Fantástico!!
¡Qué cosa tan absolutamente deliciosa! no conocía tu blog (vengo gracias a Salomé), pero ya me has enganchado con esta receta y la cita de "Momo" ;-D
ResponderEliminarVoy a seguir mirando!
Besos
Todas las mañanas, deberían empezar con un pastei de Bélem, todo sería muy diferente...
ResponderEliminarPolvilhada com canela
E um cafézinho a acompanhar
Mas que coisinha bela
Para o meu dia começar.
Em cuidados não fui parco
Apertei-a levemente
Ficou em forma de barco
Lambi-lhe o creme suavemente.
Peguei na colher de café
Depois com grande lata
Espetei-lha mesmo ao centro
E comi-lhe o resto da nata.
Aquela natinha querida
Era isenta de medos
Depois de ser comida
Ainda me fez lamber os dedos.
Gostei e vou lá voltar
Vai ser já amanhã
Aquela não vai lá estar
Mas vai estar a irmã.
Hace tiempo que busco una buena receta de pasteles de Belén, he visto varias pero ninguna me convence, incluso llegué a probar una que no me gustó nada.
ResponderEliminarVoy a probar con la tuya, tienen una pinta exquisita
Qué buenos!!! Aún recuerdo mi visita a Lisboa y el sabor de esos Pasteis... deliciosos!!!
ResponderEliminarque maravilla, entrar en tu blog se esta convirtiendo en un ritual que no puedo dejar pasar... me encantan estos pasteles, y la lectura... he leido ese libro miles de veces!! enhorabuena por la entrada, todo un espectaculo!! gracias guapa! :)
ResponderEliminarSalome,
ResponderEliminarFaco parte de la comunidade Sabor Intenso... Los tuyos se quedaran perfeitos y lindos : ) Los que yo ya hecho no se quedaran tan bonitos. Pero de sabor estaban buenissimos.
Besitos Guapa
qué buenos!no conocía estos pastelitos, me apetece probarlos!
ResponderEliminarEsos pasteles son una delicia, la verdad es que esas "pastelarias" portuguesas son una tentación, tienen un aspecto buenísimo!
ResponderEliminarNunca los he probado y para iniciarme tu receta me va a venir de perlas, un beso.
ResponderEliminarque delicados pastelitos, s eme hace la boca agua de pensar en su sabor, se ven deliciosos! un besito
ResponderEliminarTe salieron perfectos, como los originales!!! Me guardo la receta para probar, qué delicia!!!
ResponderEliminarBravo, ces pastel de nata sont merveilleux, moi aussi j'ai poste cette semaine mais un peut différente la recette, les tien me semble beaucoup mieux, bravo!
ResponderEliminarbisous
Estos pastelitos son un pecado...yo tengo fichados mis favoritos en Lisboa! siempre he querido hacerlos pero me frena que no me queden como los que he probado...
ResponderEliminarLos tuyos tienen una pinta increíble!!
Vaya perfeccción!!! te han quedado estupendos, como los de allí!!!! geniales!!!!
ResponderEliminarPásate por mi blog, temgo una sorpresa para tí!!!!!
ResponderEliminarHola!qué buenos!
ResponderEliminarLos probè en Lisoba y me enamoré, ahora que sè la receta los voy a hacerlos fijo!!!
Un saludo ;)
Buscaba la receta de estos pasteles que probé en Lisboa y me encantaron. Te la copio porque te han quedado perfectos. un saludo
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