miércoles, 13 de junio de 2012

Trucha con salsa "bagnarotte", en bocata o en ensalada.

- No necesitas eso, Sherman.
- ¿Por qué no, vieja?
- Ayer abriste una lata de atún y te preparaste un bocadillo de miedo. Hay atún de sobra para el bocadillo de hoy.
Sherman continuó abriendo la lata de langosta.
 Además, deberías comer coles y tortas de maíz en la cocina como los demás.
- Eso se queda para los negros.
- Pues, ¿Quién te creer que eres? ¿La reina de Saba?
Sherman deshacía la langosta, mezclándose cucharadas grandes de mayonesa y pepinillos picados.
- Además, no soy negro puro como tú- le dijo a Verily, que era muy oscura-; mira mis ojos.
- Ya los he visto.
Sherman estaba muy ocupado preparando el bocadillo de langosta.
- Esa langosta era para la cena del domingo, que yo estoy libre. Si me da la gana, se lo cuento al Juez. (...)
- Vete a decírselo- dijo Sherman, mientras colocaba la langosta entre el pan y le añadía mantequilla salada.
(...) Sherman recogió su bandeja y echó a andar majestuosamente por el corredor hasta la biblioteca. Pero a pesar del bocadillo especial, no podía comer.

Reloj sin manecillas, Carson McCullers.


Sherman se permite pequeños lujos saltándose las reglas, devorando untosos bocadillos en la biblioteca, señoreando con muebles pretenciosos de gusto sureño, imaginando que su sensibilidad para el jazz no puede sino ser la señal inequívoca de que su madre fue una gran artista a la que le escribirá una carta y así ella regresará para buscarlo. Pero no a todos les está permito saltarse las reglas, ni se les ha concedido la gracia de vivir con los mismos derechos. Y pobre del que no se de cuenta a tiempo.



Vive dios que si cayera una langosta entre mis manos lo último que haría sería un bocata. Así que Sherman, lo suyo tiene un pase porque creo que esas langostas de Maine poca comparación admiten con las de esta parte del mundo.

Sigo probando salsas. Ya comenté por aquí que, en general, no me gustan las salsas con el pescado, creo que suelen robarles sabor. Pero en este caso se trataba casi de eso mismo, de esconder un poco el sabor de un pescado que nunca me entusiasmó, la trucha. Durante un tiempo pensé que las truchas remontaban los ríos con una loncha de jamón en el vientre y recuerdo la sopresa la primera vez que me plantaron en el plato una trucha sin jamón, lo único para mi salvable de aquel pescado.Claro que estas truchas que nos venden de cultivo poco tienen que ver con las truchas de río.
Pero si queréis deliciosos platos de trucha, de trucha de verdad, los encontraréis en el la cocina de Nueva cocina marroquí. Sus rilletes de trucha ahumada, su trucha de Assif melloul... no son más que la confirmación de que estos chicos consiguen cualquier cosa, hasta pescado en el desierto.

Ingredientes para la salsa bagnarotte:

Esta salsa es una variante de la mayonesa a la que añadimos:

- 3 cucharadas de Kepchup.
- 1/2 cucharilla de salsa Worcestershire.
- 6 gotas de tabasco.
- zumo de medio limón.

La receta la recojo del libro Salsas, de Michel Roux, y estas son sus cantidades. Yo las adapté un poco para una persona y prescindí del kepchup, de ahí el color más palido de la mayonesa.

Para el pan:

 - 500 gr. de harina de fuerza.
- 250 ml. de leche.
- 2 sobres de levadura en polvo para pan.
- una pizca de sal.
- 50 gr. de azúcar.
Se me olvidó echarle la mantequilla y la verdad es que estaba muy rico, blando y sin grasas. Puse los ingredientes en la cubeta de la amasadora, amasé en el programa pasta y me fui a trabajar. Cuando volví desgasifiqué la masa, le di forma a los bollos, dejé levar de nuevo una hora y finalemnte barnicé con huevo batido y horneé a 180º unos 15-20 minutos

Hice los filetes de trucha al vapor, en el accesorio que me venía con la olla rápida, con un fondo de agua, media cebolla y una zanahoria. Con uno de los filetes de la trucha me preparé para comer una ensalada templada de la que no hay testimonio gráficoy con el otro cené este bocadillo mientras pensaba si habría otro final posible para tanto Sherman.

Para un bocata:
Buscamos un pan blando, yo me decanté por un pan de leche con un toque dulce, entre "media noche" y "perrito". Untamos de salsa. Rellenamos con cebolleta fresca picada, pepinillos y trucha. Salseamos generosamente.

Para una ensalada templada:
Ponemos un lecho de patata cocida en rodajas gruesas, colocamos el pescado encima y rociamos con la salsa.





11 comentarios:

  1. Yo también creía que las truchas ya venían con jamón, y con rodajitas de limón en lugar de aletas :)

    Me parece una alternativa muy interesante para darle otro aire a la trucha. Me gusta que el panecillo sea un poco dulce, y que lleve pepinillos.
    Besicos!

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  2. buenísima receta, estoy contigo, qué pena que haya tan pocas truchas en los ríos, la receta es fantástica y esa salsa me la llevo junto con el bollo de leche. gracias

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  3. Yo adoro las truchas. A mi padre se las lleva un amigo pescador, y eso sí, siempre, siempre, con jamón en la tripa, que sin él saben a poco.
    Esta salsa me la quedo, te la robo y no sé si te la devolveré... ;)

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  4. Como me gusta esta mezcla de literatura y sensaciones, aromas y sabores que me arrebatan!

    Besos.

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  5. Adoro esos fragmentos que pones al principio de tus recetas.
    Estos pancitos de leche se ven divinos, y la salsurri con que bañas al bocatín: perfecta. Besos

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  6. Para no gustarte la trucha, te has marcado un bocata fantástico, acompañado con una literatura que me imagino sureña. Estoy de acuerdo contigo en lo de la langosta. No lo harían si probasen las de aquí. Por lo que me han dicho la de mares grandes no saben como las del Mediterráneo.
    En cuanto al guiño que haces a la cocina de Esther y Jordi estoy totalmente de acuerdo contigo. Abrir su blog es disfrutar, relajarte y pasearte por Marruecos a través de sus vivencias.

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  7. Buaff! Qué bocata! Estoy, literalmente, salivando!

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  8. Se nos había pasado !!!
    Somos de los que pensamos, que las reglas, son para saltárselas (algunas) pero de ahí a hacer un bocata con langosta... como que no.
    Sin embargo, este que te has marcado con trucha, con ese panecito de leche y esa salsa, nos está guiñando el ojo desde hace rato. A la trucha, hay que darle más chance, da mucho juego, como muestra un botón.
    Una vez más, decirte que nos encantan tus citas y a partir de ahora, nombrarte máxima responsable, por habernos convertido en buscadores empedernidos de citas culinarias, en nuestras obligadas lecturas, se está convirtiendo en una especie de agradable y morbosa obsesión.
    Hace unas semanas, volví de nuevo a ratos con León el Africano, no sabría contar las veces que lo he leído, hay relatos, que los se de memoria y plash!!! la Academie Francaise, hace lo propio con el escritor.
    Hoy, he hablado del tema alcohol en el blog, tenía la cita, pero me había extendido demasiado, precisamente de ese libro de Maalouf, ya sabes, una agradable y morbosa obsesión, de la que vos, Incucina, sois responsable.
    Agradecidos por la mención.
    Feliz semana verbenera.

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  9. Pues es cierto que con las langostas de por allá lo mejor que te puedes preparar es un bocadillo con mucha salsa porque saben tan poco.... lo mismo que las truchas de pisci, yo estaba acostumbrada a las de río con aquel color y aquel sabor y estas me parecen muy insípidas. Ese bocata es otra cosa, con ese pan y esa salsita cualquier cosa está divina, seguro! Besos

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  10. Vaya bocata!!!!el pan tiene una pinta estupenda, y el toque dulzón, con lo salado del interior tiene que estar de muerte!!!!besos

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