Las muchachas jóvenes se juntaban y presumían tímidamente de su popularidad y sus perspectivas. Las mujeres trabajaban encima del fuego, apresurándose para que la familia comiera, cerdo si había dinero de sobra, cerdo, patatas y cebollas. Galletas cocidas en una olla hermética, a fuego lento, o pan de maíz, y salsa en abundancia para cubrirlo todo. Tocino o chuletas y una lata de té, negro y amargo. (...) Hablaban de la tierra que habían dejado atrás. No sé a dónde vamos a llegar, decían. El país está echado a perder. Pero se recuperará; lo único que nosotros no estaremos aquí para verlo. Tal vez, pensaban, tal vez cometimos algún pecado sin saberlo.
Amigos tristes porque dentro de poco ya nos les quedarán amigos para los que cocinar, todos se van. Queda un poso de desolación y amargura en la mesa y en el café. M. anda tristona despidiendo a unos y otros, y mientras prepara unas albóndigas (que si están tan buenas como su tortilla siempre tendrá alguien a la mesa) su entusiasmo se hace paso entre tanto desaire de la vida.
Yo preparé las mías paladeando todavía ese fin de semana en Madrid, agradecida en mi caso del reencuentro.
Ingredientes:
- carne picada, al gusto. Yo pedí que trituraran dos solomillos de cerdo, (la cara de dolor de la carnicera no tenía precio).unos 700 gr. aproximadamente.
- 1 botellín de cerveza negra (yo utilicé la cerveza belga Leffe)
- 2 cebolletas.
- 1 diente de ajo.
- mostaza de Dijon "a la antigua" (con semillas).
- sal.
- 1 huevo
- harina para rebozar, en mi caso harina de garbanzo.
- pan duro.
- leche.
Ponemos el pan a remojar en la leche.
Salpimentamos la carne y con la ayuda de un tenedor vamos integrando y mezclando bien el pan escurrido, dos cucharaditas de mostaza (según gustos) y un huevo. Cuando estén bien integrados todos los ingredientes formamos las bolas de carne, las pasamos por la harina y las freímos en aceite, bastará dorarlas bien por todos los lados porque se acabarán de hacer en la salsa.
Salpimentamos la carne y con la ayuda de un tenedor vamos integrando y mezclando bien el pan escurrido, dos cucharaditas de mostaza (según gustos) y un huevo. Cuando estén bien integrados todos los ingredientes formamos las bolas de carne, las pasamos por la harina y las freímos en aceite, bastará dorarlas bien por todos los lados porque se acabarán de hacer en la salsa.
En una cazuela con un fondo de aceite pochamos la cebolla hasta que cambie de color y esté bien dorada, le añadimos un par de cucharaditas de mostaza. Incorporamos las albóndigas y regamos con la cerveza. Dejamos cocinar a fuego medio durante unos 20 minutos. Tiene que reducir la salsa que espesará y quedará un poco melosa y nuestras albóndigas terminarán de hacerse por dentro.
Las podemos acompañar de un arroz, unas patatas, unos gnochi de calabaza, en esta ocasón los acompañé de unos gnocchi alla romana que me reservo para otra entrada.
Se me hace la boca agua solo de leerla. Me encantan las albóndigas y tal como las presentas con la cerveza y la mostaza.......que delicia.......
ResponderEliminarme encanta la receta, solomillo de cerdo, mostaza, cervecina...buenísima!!! el carnicero despertandose del yuyu que le dió, jejeje,bss
ResponderEliminarque buena receta!
ResponderEliminarQue ricas!!!!. me encanta descubrir tu receta porque las albóndigas casi siempre se hacen con tomate y así me las imagino deliciosas. Un beso
ResponderEliminarUmmmmmmm........tengo que hacerlas! Me parece una receta muy curiosa....
ResponderEliminarAy omá! que albóndigas más ricas. Las tengo que probar.
ResponderEliminarUn besín.
Bonitas palabras que casi eclipsan esas albóndigas magníficas! Besos
ResponderEliminar:''''') ¡Eres la mejor!
ResponderEliminarSi las piezas son curiosas un buen pincho de bar. Salud.
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