lunes, 2 de julio de 2012

París-Brest, una tarta francesa y una clásica de la bicicleta

Nada desanima tanto a un corredor como observar que el contrincante realiza con la sonrisa en los labios algo que a él le supone un esfuerzo sobrehumano. Ponerme la máscara fue el secreto  de mi éxito como escalador: ni piernas, ni bofes, ni garambainas. A mí me costaba subir el repecho del Boecillo tanto como a Jose Luis Fando, el gordo de la clase, pero lo disimulaba y mis compañeros, al verse rebasados por un tipo alacre, que no se quejaba, a quien no le dolían los muslos ni se le aceleraba el corazón, se sentían descorazonados y se sentaban en la curva a charlar un rato y descansar, en tanto yo coronaba el cerro en solitario, de un tirón. Pero, al rebasar la cumbre, me tumbaba boca abajo en la sombra de una acacia y sujetaba el corazón contra el suelo para que no se me escapase el pecho. Luego, al llegar a casa, tenía que meterme en cama un ratito hasta que se me pasara el sofoco.

La vida sobre ruedas. Miguel Delibes.


En el año 1891, Pierre Griffard, redactor jefe del Petit Journal, organizó por primera vez una maratoniana carrera ciclista, la Paris-Brest-Paris, 1200 kilómetros en una sola etapa. El 6 de septiembre de 1891 tomaban la salida 206 corredores de los 400 inscritos en esta gran gesta deportiva. Este pastel fue creado para la ocasión, emulando la forma de la rueda de una bicicleta, una corona de pasta choux rellena de una crema dulce con praliné, espolvoreada de azúcar glas y almendras fileteadas. Un bocado dulcísimo, perfecto para los más golosos.





Empecemos con un poco de "cocipendia": la diferencia entre pralín, praliné y pralinoise. Se trata de elaboraciones pasteleras, como no de origen francés ( o por lo menos así lo aseguran ellos). El pralín sería el resultado de triturar un fruto seco (avellana o almendra) confitado en azúcar caramelizado. Si pasamos esto por un procesador haciendo que el fruto seco suelte la grasa y consigamos una crema sería el praliné. Y si con este último, hacemos un triple mortal y le añadimos un poco de chocolate fundido, conseguimos la pralinoise (me río yo de la Nocilla).
En esta ocasión, seguí el proceso de caramelizar el azúcar, añadí las avellanas y pasé por el triturador pero sin llegar a conseguir exactamente una crema. Puestos a perder las formas, fundí una onza de chocolate de postres y se lo añadí. Aquí os dejo un vídeo en el que podéis seguir el proceso (yo tendré que volver a intentarlo).
Vamos con la receta.


Ingredientes:

- Pasta choux, pinchando aquí tenéis la receta, hice exactamente la misma cantidad que para los profiteroles.

La crema de relleno es una crema pastelera a la que se añade la pralinoise. Todas las recetas que consulté hacen la crema pastelera con maicena y menos cantidad de huevos, yo hice la que suelo hacer para los profiteroles y tal vez por eso me haya quedado menos consistente que las que encontraréis en otras recetas. En la misma entrada de los profiteroles encontraréis también la receta de la crema pastelera.

 Para la pralinoise:

- 200 gr. de avellanas.
- 200 gr. de azúcar glas.
- medio vasito de agua.
- una onza de chocolate para postres.

En un cazo a fuego bajo ponemos el azúcar glas con el agua. Dejamos caramelizar removiendo con una cuchara de madera hasta que se funda completamente el azúcar y adquiera un color dorado (unos 20 minutos). Añadimos las avellanas y removemos todo bien. Sacamos y extendemos la masa sobre papel de hornear y dejamos enfríar. Una vez frío trituramos. Reservaremos un poco de esa avellana y azúcar trituradas para decorar la tarta y el resto lo añadiremos a la crema.
Fundimos el chocolate.
Añadimos la praliné y el chocolate fundido a la crema pastelera y mezclamos bien.

Horneamos dos discos de pasta choux dibujando sobre papel de cocina con la manga pastelera y una boquilla grande, la misma rueda tres veces para darle grosor. Para conseguir las dos ruedas del mismo tamaño bastará, una vez sacamos del horno el primero, dibujar el segundo disco sobre la marca que el anterior dejó en el papel de hornear. En unos 20 minutos a 200º cogerán color, hincharán y estarán listos. Los dejamos enfriar sobre una rejilla (perderán algo del volumen)
Colocamos uno de los discos, cubrimos con la ayuda de un manga pastelera y una boquilla rizada la crema y ponemos sobre esta la otra corona de pasta. Decoramos con las avellana y azúcar triturados que habíamos reservado y espolvoreamos todo con azúcar glas.
Y para quemar tanta caloría un buen paseo en bicicleta, por ejemplo hasta hasta el faro de Illa Pancha.


11 comentarios:

  1. Excelente receta, fotos, pralinoise( que te pienso copiar) y vistas, bsss

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    1. no me dí cuenta!!!!!!!!!! Isla Pancha!!!!!!!!!!!! hay que ser torpe!!!!!!!!!!! si me lees alguna vez, yo paso todos los fines de semana en Tapia, jejeje bsssssssss

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    2. Pero la Isla Pancha está en Ribadeo, eh!! Aunque Tapia también es bonito... Je,je,je.

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  2. Yo la corona de masa choux la hago de manera diferente, solo hago una y la corto con las tijeras por el borde para rellenar. El relleno me ha encantado... tengo que probarlo.
    Felicitarte por tu anterior entrada que a mi personalmente me gusto mucho tanto por el fragmento de "La Ciociara", la receta y tus comentarios. Disfrute de su lectura mucho. No te deja un comentario por falta de tiempo, pero no quiero dejar pasar esta oportunidad para decírtelo.
    Feliz verano.
    Flori,

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  3. Adoro esta tarta. La hice una vez, bueno, no, unas cinco, porque no me salía "la rueda" ni pa´tras. Qué complicada me resulta la choux en tamaños grandes...

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  4. Excelente explicación! no he tenido el placer de probar esta tarta, pero lo cierto es que se ve realmente buena! Besos.

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  5. Maravilloso bocado y con una presentación divina!!! Soy totalmente fan de la pasta choux, me pierde!!!

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  6. Me encanta tu propuesta!! Y un post muy interesante.
    Besos
    Mónica

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  7. Gracias por este post, tanto la receta en sí, como los comentarios y las fotos. No sé si me atreveré a hacerla algún día, pero se ve increíble.

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  8. Fantástica la lectura, de lo mas divertido de Delibes! La receta tiene una pinta estupenda y la propuesta de la bici, en ese entorno....¿Quién se podría negar?

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  9. Belle fotografie, bellissimo paessaggio e anche bella la bicicletta... Allora la ricetta deve essere buona per forza!! Dolce, dolce!!

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