Andò con Tancredi a guardare le “pesche forestiere.” L’innesto dei gettoni tedeschi, fatto due anni prima, era riuscito perfettamente: i frutti erano pochi, una dozzina sui due alberi innestati, ma erano grandi, vellutati, fragranti; giallognoli, con due sfumature rosee sulle guancie, sembravano testoline di cinesine pudiche. Il Principe le palpò con la delicatezza famosa dei polpastrelli carnosi. “Mi sembra che siano proprio mature. Peccato che siano troppo poche per servirle stasera. Ma domani le faremo cogliere e vedremo come sono.” “Vedi! così mi piaci, zio; così, nella parte dell’agricola pius che apprezza e pregusta i frutti del proprio lavoro; e non come ti ho trovato poc’anzi mentre contemplavi nudità scandalose.” “Eppure, Tancredi, anche queste pesche sono prodotte da amori, da congiungimenti.” “Certo, ma da amori legali, promossi da te, padrone, e da Nino il giardiniere, notaio. Da amori meditati, fruttuosi. In quanto a quelli lì,” disse, e accennava alla fontana della quale si percepiva il fremito al dilà di un sipario di lecci, “credi davvero che siano passati dinanzi al parroco?” L’abbrivo della conversazione si faceva pericoloso, e don Fabrizio si affrettò a cambiar rotta.
Il Gattopardo. Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
En el jardín francés de los Salina los esquejes alemanes prendieron a la perfección, los primeros melocotones, aterciopelados, olorosos, pronto estarán maduros. Tancredi pasea entre los árboles de Donnafugata mientras desgrana las palabras de su tío: tutto deve cambiare perché tutto resti uguale, "todo debe cambiar para que todo siga estando igual".
Los piescos asturianos no son exactamente melocotones, aunque estén emparantados con estos. Más pequeños y alargados, de color que va del verde al rojo y con un sabor entre el paraguayo y el melocotón. Con los últimos de una caja que nos regalaron hice esta tarta soufflé, receta que me enseñaron en Francia este verano. Una base de pâte sucrée, como la de la crostata italiana, y un relleno muy suave y delicado de soufflé avainillado con los trozos de fruta fresca, que le aportan un contraste perfecto de acidez. Deliciosa.
Ingredientes:
para la base de pâte sucrée
- 250 gr. de harina.
- 175 gr. de mantequilla (a temperatura de nevera)
- 1 huevo.
- 75 gr. de azúcar.
- una pizca de sal.
- una pizca de sal.
para el relleno
- 1 kg. de piescos o de cualquier otra fruta que nos apetezca, fresca o en almíbar.
- 3 huevos (por separado las yemas de las claras).
- 50 gr. de harina.
- 500 ml. de leche
- una rama de vainilla (en el momento de usarla le damos un corte longitudinal y con la punta del cuchillo rascamos el interior para aprovechar al máximo el aroma).
- 50 gr. azúcar.
Para la pasta disponemos todos los ingredientes en un bol y amasamos hasta conseguir una bola compacta. Envolvemos en film transparente y de jamos reposar por lo menos media hora en la nevera. Mientras elaboramos el soufflé.
En un cazo calentamos la leche con la harina, el azúcar, la vainilla, y las yemas de huevo sin parar de remover, procurando que no nos salgan grumos y hasta llevar a ebullición. Cuando empiece a hervir retiramos del fuego y dejamos templar.
Pelamos y cortamos la fruta.
Retiramos la pasta de la nevera y preparamos un molde untándolo en mantequilla y espolvoreándolo con harina. La masa es difícil de trabajar porque puede que se nos rompa, así que si tenemos problemas cogemos trozos de masa de uno en uno, los aplastamos con las manos y vamos cubriendo el molde. Lo horneamos a 200º durante diez minutos y lo retiramos del horno.
Batimos las claras a punto de nieve y las añadimos a la crema que ya estará templada. Rellenamos el molde con el soufflé y colocamos las mitades de fruta. Volvemos con el molde al horno y esta vez lo dejamos unos 30 minutos. Veremos que el soufflé sube en el horno (bajará cuando lo saquemos) y que coge un color dorado. Ese será el punto. A la hora de servir decoramos con azúcar glas.
Esta tarta se toma templada y por supuesto también fría.
Me encantan los piescos, este año ni los ví por ahí, tu receta es estupenda ¿qué tal quedará con manzana?. bsss
ResponderEliminarPues seguro que muy rica, yo creo que cualquier fruta que no "encharque" la crema-soufflé puede estar muy bien. ¡Ya me contarás!
EliminarQuelle tarte merveilleuse, elle est superbes, j'importe la recette avec moi, merci pour ce partage bien délicieux!
ResponderEliminarbisous
Los piescos son lo más rico del mundo, cuantos habremos comido las niñas asturiasas?? :)
ResponderEliminarMe ha encantado leer ese fragmento del Gatopardo, mi amigo Ricardo Pochtar ha sido el traductor de unos nuevos capítulos que se le han añadido hace poco y que se encontraron recientemente. El traductor al español.
Tuve la suerte de poder leer sus traducciones antes de que se publicarán, ña de mis obras favoritas!!
Mi padre llama piescos, a todos los melocotones, por defecto y porque le da la gana, (digo yo); me encanta esa palabra, y me seduce un montón tu receta.
ResponderEliminarMe la llevo para hacer con pexegos.........gracias.......un bico
ResponderEliminarEs verdad que en Galicia también tenemos los pexegos, y primos hermanos también sus nombres. Bicos!
EliminarComo buena asturiana me suena bien piescos , soy de Salas buena receta riquisima debe de estar.
EliminarTiene que estar riquísima esta tarta, los piescos no los conozco pero con albaricoques también quedará rica. Me gusta tu receta.
ResponderEliminarSaludos
¡Que sorpresa lo de los piescos! En casa de mis padres hace muchos años habia un tipo de frutal del que por cierto teníamos varios arboles, que nosotros llamábamos melocotón silvestre y que a mi personalmente me encantaba por el punto de acidez que tenia. Con los años mi hermano fué reponiendo los frutales a medida que se hacían viejos y él consideraba que había variedades de melocotones mucho mejores, y en éste momento solo hay uno en casa de mis padres que nació de manera casual y que mi madre protegió porque le gustaba como a mi. Hace una semana pude comer alguno de los frutos de este año y recordar ese sabor tan ligado a mi infancia.
ResponderEliminarY hoy cuando he leído tu receta y he ido a mirar a Google imágenes me he quedado sorprendida.
Bueno después de este rollo, te felicito por tu tarta que tiene un aspecto genial. Templadita tiene que estar de muerte...
Bueno y decirte que sí, que este verano he estado en tu tierra y he llenado la despensa de mi corazón de vuestra hospitalidad hasta la próxima ocasión que repitamos visita.
Un beso.
Flori.
Esta cita de El Gatopardo nos recuerda de forma muy oportuna la máxima del liberalismo contumaz. ¿Qué hacen los estados occidentales, salvo breves y episódicos sucesos, desde finales de la Edad media?
ResponderEliminarSalud.
No fue una cita casual, Paco, por algo son clásicos, pasan los años incluso los siglos y siguen estando muy vigentes. Salud
EliminarViva los piescos!!! y la comida
ResponderEliminarina asturiana jeje.
Esta tarta souffle quedote estupenda!!
Un besín.
Te tengo en la barra de favoritos desde que tu tia Loli me dió tu pagina.
ResponderEliminarTengo una bolsa de piescos de Navia en la cocina,y me has dado una idea para usarlos.
Un besin.
Muchas gracias por seguirme Bibi, mis tías sí que son unas artistas en la cocina. Ya me contarás qué tal te salió la tarta con esos piescos naviegos. Besines
EliminarEso es verdad,tu tia hace unas galletas de canela que estan de muerte.Y deja un olor navideño en el portal cuando las prepara...
EliminarLos piescos se estropearon,asi que no la he podido hacer.
pues piescos por aquí no hay, pero con esta masa tan estupenda que nos presentas, seguro que unos albaricoques (si aún los encuentro) o melocotones también han de quedar bien.
ResponderEliminarProbaré a ver qué tal salen.
besos, Cristina
Con albaricoques seguro que está riquísima, ¡ya me contarás! Besos
EliminarHola. Nunca he comido piescos, ¿se parecen más a las nectarinas o a los melocotones?
ResponderEliminar¿Cuánto mide el molde que has utilizado?
Estoy deseando hacerla. Gracias por la receta.
Hola Emeka, pues los piescoas asturianos o peixegos gallegos son como melocotones pequeños y de color más amarillo. La tarta queda estupenda con cualquier fruta, siempre y cuando no suelte demasiada agua. En cuanto al molde no sabría decirte los centímetros exactos porque no lo tengo a mano. Es el clásico molde de cristal, tamañp estandar, algo mayor que un plato llano. ¡¡Anímate a hacerla y cuéntame qué tal!!
ResponderEliminarGracias por tu respuesta. La probaré. A mi me encantan los bizcochos de albaricoque pero los últimos los compré en julio; así que habrá que probar con melocotones. Le pondré ralladura de limón porque en casa nos gusta más que la vainilla.
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